EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Para qué quiere usted tanta libertad de elección, carallo

Les voy a decir una cosa.

Lo que en España llamamos “dedazo”, en Europa se dice “dedotten”. En alemán de Ángela. Están cenando en Dublín los mandamases de los partidos conservadores europeos para escoger un nombre como futuro presidente de la comisión europea caso de que estos partidos obtengan, el 25 de mayo, mayoría suficiente en el Europarlamento.

ondacero.es

Madrid | 06.03.2014 20:09

Y como entre los mandamases hay una que tiene más mano que todos los demás, el nombre elegido será el que le parezca bien a Ángela. Que, si no hay sorpresas, será un señor de Luxemburgo que se llama Juncker, sesenta años, cuarenta de ellos en política -nunca llegó a ejercer su profesión de abogado- y primer ministro de su país (pequeño país) hasta hace tres meses.

Este año, como saben, la novedad de las elecciones europeas es que cada partido se presenta a las urnas diciendo a quién quiere como sucesor de Durao Barroso; las dos grandes corrientes políticas europeas, socialdemócratas y conservadores, harán campaña por su aspirante, el alemán Schulz en el caso de los primeros y probablemente Juncker en el caso de los segundos. A usted le dirán: ¡vamos con Schulz! A usted le dirán: ¡vamos con Juncker! Y usted se dirá: y a este candidato, ¿cómo y quién lo ha escogido?

En estos tiempos en que la política española anda llena de invocaciones a combatir el desafecto, cultivar la sintonía con el electorado y aumentar la participación del ciudadano en los procesos de elección de sus representantes, a usted le dirán “el nuestro es Schulz”, a usted le dirán “el nuestro es Juncker”, y lo que nadie va a perder el tiempo en explicarle es por qué es ése y no otro.

En Dublín se celebra hoy y mañana el congreso del Partido Popular Europeo, que en realidad no es un partido (no tenemos partidos de ámbito europeo) sino una joint venture, una asociación de partidos nacionales ideológicamente próximos (pero no iguales) que se asocian y coordinan determinadas actuaciones. A lo de hoy le llaman congreso porque acude una delegación de cada partido y se vota quién debe ser el candidato conjunto. En realidad son los jefes de cada uno de los partidos (Merkel, Rajoy, Passos Coelho, Samaras, Kenny, Katanien), o sea, Merkel, quienes pactan para que luego los delegados voten lo que se les diga.

¿Ha habido un debate previo en los órganos del PP, por ejemplo, sobre a quién debe apoyarse en este congreso, está al tanto de ello la militancia? Tú sueñas. Allí va Rajoy a negociar él con quién va el PP y a cambio de qué. Trago con Juncker pero me aseguráis que el vicepresidente de la comisión será el que yo quiera. Una cosa así. Colocando a Cañete. Rajoy tiene una cierta fijación con Luxemburgo porque sostiene, con razón, que hay luxemburgueses por todas partes en las instituciones europeas. “En ocasiones, veo luxemburgueses”.Con lo canijo que es el país, y lo que les cunde, murmuran en la Moncloa.

Ya lo decían cuando Juncker presidía el Eurogrupo -ministros de economía de los países que usamos euro-, y ahora se ven abocados a comérselo otra vez, no de capataz de Eurogrupo sino de boss de la comisión europea. Ahí ha estado dando la batalla el presidente del PP para que se tenga a su partido -y a su gobierno- más en cuenta: que soy el único que tiene mayoría absoluta, carallo, es su idea fuerza.

¿Y los socialistas, qué? Ellos habrán elegido a Schulz haciendo primarias conjuntas en todos los países europeos, ¿no? Sí, claro. A Schulz -cincuenta y ocho años, en política desde hace treinta y en Estrasburgo desde hace veinte- lo eligieron en un congreso que celebraron en noviembre que se pareció mucho, en su ejecución, con éste de los conservadores de hoy: se decide un nombre por arriba y luego se hace el paripé de elegirlo en votación de los delegados.

El día que salió escogido le preguntaron a Schulz cómo es que no se habían celebrado primarias y él respondió que no habían sido necesarias porque nunca hubo otro aspirante. ¡Treinta y dos partidos políticos de veintiocho países y sólo hay una persona interesada en presidir la comisión! ¿Qué iban a hacer, sino decirle adelante? Es la doctrina de Moreno Bonilla, “si solo me presento yo, oiga, es normal que me elijan”.

Nos van a dar mucho la lata los dos partidos mayoritarios de nuestro país sobre lo relevantísimas que son estas elecciones (un antes y un después) porque, por vez primera, al presidente de la comisión europea lo vamos a elegir los ciudadanos. Hombre, es verdad que hasta ahora se juntaban los jefes de gobierno, pactaban un nombre y ése era. Bueno, se envolvía en una apariencia de parlamentarismo para disimular el ninguneo a los eurodiputados, de tal manera que los jefes de gobierno hacían unas consultas con los grupos parlamentarios de Estrasburgo, fingían barajaban varios nombres, escogían uno y lo sometían al visto bueno de los eurodiputados. Pura ficción para adornar una decisión que tomaban ellos consigo mismos.

A partir de mayo, se nos dice, la democratización de las instituciones avanza porque usted, votante, elegirá al nuevo presidente. En realidad lo que usted podrá hacer es lo de siempre, elegir una lista cerrada de nombres de entre las que presentan los partidos que se presentan en España. Sólo que, esta vez, escoger una lista lleva aparejado apoyar el candidato a presidente de comisión que ese partido le propone. ¿Puedo votar a Valenciano para el parlamento y a Juncker de presidente de comisión? Pues no. Para qué quiere usted tanta libertad de elección, carallo.

Lo que se le presenta es una lista cerrada que lleva aparejado el compromiso de que esos eurodiputados votarán, el día que el Parlamento elija al presidente de la comisión, a un nombre determinado. Como si el primero de su lista, aunque ahí ponga Valenciano, fuera Martin Schulz. Lista cerrada con propina. Para que tengamos más conciencia de que estas elecciones son europeas, no nacionales. De eso se trata. Dicen. Elecciones europeas, sobre asuntos europeos. En otros países, a lo mejor es verdad que en la campaña se habla de asuntos que competen a los veintiocho países de la Unión.

En el nuestro, ya sabemos...que no. Hasta que el Partido Socialista de Navarra se la ha envainado, íbamos camino de que el asunto central de la campaña de las europeas fuera ¡Bildu! Y hora se perfilan como temas prioritarios la legislación sobre el aborto, las reformas económicas y Ceuta y Melilla. Dices: hombre, europeo es todo. Pues sí. Pero no acostumbran a escucharse en los mítines españoles declaraciones impactantes sobre la adhesión de Turquía, el desapego del Reino Unido, la vecindad de Polonia con Ucrania y la emisión de deuda pública mancomunada. ¿Cómo vamos a hablar de eso en un mítin en España?, dicen nuestros dirigentes convencidos de que la sociedad española está tan ensimismada en el politiqueo doméstico como ellos mismos.

En teoría los dos aspirantes que representan a los partidos más implantados, Juncker y Schulz, se comprometen a celebrar debates en todos los países de la Unión Europea. En todos. Incluida España. Ya se le están poniendo a Manuel Campo Vidal los dientes largos.