El monólogo de Alsina

El monólogo de Alsina: De autobombos y cenizos

Les voy a decir una cosa.

Resumen apresurado de medio debate y sí, de acuerdo, se parece bastante al de 2011, con un protagonista distinto y papeles cambiados.

ondacero.es

Madrid | 25.02.2014 20:17

- Usted es un triunfalista, hombre.

- Y usted un derrotista.

- Cómo le gusta el autobombo.

- Y a usted el apocalipsis.

- ¡Onanista!

- ¡Cenizo!

¿Ya sabe usted a quién va a votar en las europeas de mayo? Cinco horas de debate parlamentario sobre cómo está España (esta sesión de control en formato extendido que llamamos Debate de la Nación) le habrá dado ya unos cuantos argumentos para decantarse. O no. Eso están diciendo los comentaristas políticos, ¿no?, que lo de hoy es el gran estreno de la campaña electoral de las europeas. Esta tarde los que más han hablado son Rajoy y Rubalcaba (buscando el cuerpo a cuerpo, España va a mejor, tesis del presidente, Debe de vivir usted en otra España, tesis del aspirante), pero si se trata de un debate anticipado pensando en las elecciones, habrá que fijarse también en cómo les va a otros dos grupos, los dos que, según las encuestas, más partido le van a sacar a estas urnas a mitad de camino, en el ecuador (o un poco más allá) de la legislatura que desemboca en noviembre de 2015: Cayo Lara y Rosa Díez, IU y UPyD, estas dos formaciones de implantación nacional a las que beneficia, a la hora de sacar escaños, que España sea circunscripción única. “Ha contado usted el cuento de Alicia en el país de las maravillas neoliberales”, ha dicho hace un momento Cayo Lara. Espera turno para subir a la tribuna Rosa Díez. Quien más explícitamente ha mirado a mayo ha sido Rubalcaba, alsubrayar la importancia de la UE en la salida de la crisis en España. “En las elecciones europeas nos jugamos la política que se haga”, dijo esta tarde (es verdad, esto ya lo escuchamos hace cinco años, pero esta vez elegimos directamente al presidente de la comisión europea); a la hora de la verdad, tampoco vamos a engañarnos, quien marca la política económica de Europa no es el Parlamento ni la comisión, sino el Consejo Europeo, los jefes de Estado y de gobierno cada vez que se juntan.

Los primeros damnificados del debate fueron, como ayer intuíamos aquí, los expertos a los que reclutó el gobierno para que le dieran ideas sobre cómo modificar el sistema fiscal, los notables convocados a pergeñar la reforma tributaria, los impuestos. A la espera de ver qué nos presentan, dijo Rajoy, yo ya les adelanto lo que vamos a hacer. Eficaz forma de devaluar el trabajo de los notables, bien es verdad que para acreditar lo que es conocido: que al final es el gobierno el que reforma en el sentido que le parece conveniente. Por aquí han venido los principales anuncios de la mañana: cotizaciones sociales e impuesto de la renta. El anuncio más querido por el equipo del presidente es éste que se llama tarifa plana para las nuevas contrataciones indefinidas. Que significa que aquella empresa que contrate un nuevo indefinido pagará una cotización de 100 euros, independientemente del salario de ese trabajador, durante los dos primeros años. El tercer año ya pagará lo que ahora, y si prescinde del trabajador antes de cumplir tres años habrá de abonar todo lo que se ahorró en cotizaciones. Atiende, así, una vieja reclamación de los empresarios: abarate cotizaciones, haga que a la empresa le cueste menos cada nuevo empleado, y facilitará la creación de empleo neto. ¿Por qué la atienda ahora y no la atendió antes? He aquí la respuesta de Rajoy: “No ha sido posible antes, pero ahora que es posible, no vamos a retrasarlo ni un minuto”. Que enlaza con esto otro que había dicho antes: “Dado que los sacrificios están dando resultado, ha llegado el momento de mitigar buena parte de las exigencias que nos impusimos forzados por la necesidad”. Siempre esta idea en los dos años de gobierno que cumple Rajoy: lo que hicimos fue porque no teníamos más remedio, es ahora cuando tenemos margen para hacer lo que de verdad queremos. Viendo el déficit que sufre la Seguridad Social, habrá que echar unas cuentas: a ver cuántos empleos nuevos tienen que crearse, a cien euros mes tarifa plana, para equilibrar cuentas, menos prestación de desempleo si hay creación de empleo neto pero más pensionistas que se siguen sumando a la población dependiente del Estado. Rajoy dice que hay margen, que la economía ahora crece, aunque sea unas decimillas intertrimestrales (“crecimiento moderado” lo llama el presidente) y que aún nos permite Bruselas tener un cierto déficit público, gastar más de lo que ingresa el Estado. No es porque vengan elecciones, oiga, es porque estamos mejorando y ya se pueden hacer aquellas cosas que se prometieron para 2012 y que llegarán para el 14 o el 15: menos cotizaciones para algunos empleos y exención del pago del IRPF para los contribuyentes que ganen menos de 12.000 euros al año.

Que la cosa remonta, aunque sea despacio, lo ha dicho hoy también Bruselas. Actualiza sus previsiones la comisión europea y donde antes preveía un 0,5 de crecimiento en 2014 ahora nos atribuye un 1 %. Coinciden esta vez las estimaciones de la comisión con las nuevas que ha actualizado, de viva voz, Rajoy en el Congreso: 1 % de crecimiento este año y 1,5 % en 2015. En lo que no coinciden es en cumplimiento del déficit (Bruselas ve que no seguimos pasando unas décimas) y en la relevancia que le dan al acelerón que se ha producido en el endeudamiento público (camino del 100 % del PIB) y a la resistencia que muestra la tasa de paro, anclada en ese 25 % que permanentemente nos afea Europa. Como hoy dijo el presidente, con más de cinco millones de parados no cabe caer ni en el triunfalismo ni en la autocomplacencia. Ni siquiera transmitir en un discurso la sensación de que está cayendo.

Ypor aquí atacó, estaba cantado, el líder del PSOE, muy aplaudido hoy por su bancada. “¿En qué país vive usted?”, le preguntó a Rajoy nada más empezar. Para hacer después una relaciones de afirmaciones críticas sobre la gestión del gobierno que se resumen en estas dos: la tímida recuperación de la economía española no es mérito de Rajoy, sino de la política europea (el BCE), y la actuación del PP ha consistido en aprovechar la coartada de la crisis para hacer o que la derecha española siempre había querido hacer, recortar derechos y libertades. La apoteosis de la desigualdad, resume el líder socialista. Que añade el antídoto: “cuando gobernemos nosotros”, concluyó Rubalcaba, “les devolveremos a los españoles los derechos perdidos”. Se reservó para su penúltima respuesta dos de los misiles verbales más eficaces: “Usted puede presumir de contabilidad, pero de contabilidad B”, y “las mujeres españolas no le necesitan a usted de tutor, retire el proyecto de ley del aborto” (esto le ha merecido a Rubalcaba el aplauso tuitero de Carme Chacón, otra de las noticias de la tarde: Chacón aplaudiendo a Rubalcaba).Si Rajoy eludió el tema del aborto, la reforma Gallardón, porque sabe que le hace pupa, Rubalcaba miró para otro lado cuando Rajoy le citó desde el centro de la plaza para porfiar sobre la regulación eléctrica. Nos quedamos sin debate sobre subastas, primas y contadores inteligentes. Lástima.

Para cumplir con todas las tradiciones de un debate como éste, en este más, los oradores tiraron de hemeroteca para tirarse titulares y declaraciones antiguas a la testa. Ellos mismos se ocuparon en demostrar que se imputan las mismas cosas según estén en la oposición o en el gobierno. Rubalcaba más que al servicio de documentación debió de recurrir a un departamento de paleontología, porque desenterró un artículo de Rajoy en el “Faro de Vigo” de marzo de 1983 (Felipe aún estaba desempacando en la Moncloa) en el que comentaba un libro sobre desigualdad cuya sinopsis viene a decir que no hay dos personas plenamente iguales por culpa del ADN. Y que el progresismo es un atentado al progreso porque suprime el natural instinto del hombre a desigualarse. Anunció Rubalcaba el hallazgo con tanta solemnidad que por un momento pareció que una voz en off iba a decir: “Operación Atapuerca, una historia de Jordi Évole”.

El debate, en resumen.

- Autobombista.

- Cenizo.

- Miente usted tanto que ya hasta miente por mí.

- Por usted no hace falta mentir, hombre, porque se basta por sí solo.