Éste último deseo lo expresó Rosell hace apenas 48 horas. Cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que lo consigas. El juez Ruz hizo ayer justo aquello que Sandro Rosell había dicho desear que hiciera -admitir la querella, lo siguiente habría sido citarle en el juzgado- y hoy ha sorprendido el presidente del Barça anunciando que deja de serlo. Dimisión contra pronóstico. Hasta este mediodía, al menos. Cuando empezó a consumarse el cambio de estrategia del Barça en toda esta historia de las cláusulas ocultas en los contratos con Neymar e intermediarios. El juez, que aún no ha citado siquiera a Rosell, se ha limitado hasta la fecha a pedirle papeles a todo el mundo: al club, al jugador, al padre del jugador y al club en el que jugó antes de venirse a Barcelona, el Santos brasileño. Dado que la querella se presenta bajo el argumento de que el gestor del patrimonio del Barça, que es Rosell, ha sido desleal con la entidad en la administración de ese patrimonio -porque, supuestamente, ha ocultado una parte de la operación económica que terminó con el fichaje de Neymar, apropiaciónindebida en su modalidad de distracción- reclama el juez todos los contratos firmados y las memorias económicas del club, sin que quepa alegar, porque es el juez quien lo pide, cláusula de confidencialidad para no contarlo todo.
Esto ya se sabía antes de esta mañana y ya existía, claro, la posibilidad de que Rosell termine imputado, pero no ha sido hasta esta mañana cuando el presidente del Barça ha comunicado a sus directivos que se marcha. Por eso lo más interesante de esta comparecencia es saber sus motivos para haber cambiado tan drásticamente de postura. Si todo fue impecable en la contratación del jugador, si no había ocultación premeditada sino sólo confidencialidad obligada, si estaba deseando que le llegara la citación judicial para poder contarlo todo sin vulnerar esa confidencia.
Quien estará fumando en pipa por la dimisión de Rosell es Fátima Báñez. Para una vez que puede presentar una EPA de fin de año con menos parados que el año anterior, va el Barça y se la eclipsa en los medios. No se apure la ministra que hay tiempo para hablar de todo. Dice la EPA que hay setenta mil parados menos que al final de 2012 y que hay, también, doscientos mil empleados menos. Ambas cosas son datos objetivos, ambas son ciertas. Menos parados y menos empleo. Y la misma tasa de paro: 26,02 % al final de 2012, 26,03 % al final de 2013. La proporción de parados o empleados respecto a la población activa total está hoy como estaba hace un año. Si el porcentaje no ha cambiado pero los números absolutos sí, entonces -conclusión inmediata- es que lo que ha cambiado es esto que llamamos “la población activa”, es decir, aquellos que estamos en disposición de trabajar, la suma de los que tenemos un empleo y los que desean tenerlo, lo están buscando.
A final de 2012 éramos 22.922.000; a final de 2013 somos 22.654.000. Somos 268.000 personas menos. ¿Qué ha sido de ellas? Muchos se habrán marchado del país -inmigrantes en busca de mejores opciones, nacionales que se están buscando la vida fuera- y otros habrán dejado de buscar -en vista del panorama, han vuelto a los estudios o se han quedado en casa-. Cuando el gobierno dice que ha bajado el paro está diciendo la verdad, y si la noticia es mala cuando el paro sube habrá de ser buena cuando éste baja. Pero la afirmación, siendo cierta, tiene segunda parte que es la que el gobierno, calculadamente, se salta: ha bajado el paro porque ha bajado la población activa.
Esto es relevante, sin que deje de ser bueno que el paro baje, para no generar la falsa percepción de que hay menos parados porque hay más puestos de trabajo, es decir, porque aquellos que estaban buscando han encontrado. Eso le habrá ocurrido, en efecto, a algunas personas, usted --tal vez-- estaba en el paro hace un año y ahora tiene empleo, pero en la EPA hablamos de la cuenta total, sumas y restas de quienes han encontrado y quienes lo han perdido. El objetivo de quien gobierna, y del conjunto de la sociedad, no es tanto que el paro baje, como que baje porque se crea empleo (de nuevo esta segunda parte de la frase que es tan relevante como la primera). La forma “sana”, “sólida” de hacer bajar el paro es hacer subir el empleo, la contratación, el número de ocupados. Y es también ésa la clave para que la Seguridad Social ingrese más dinero, que seamos más los que estamos cotizando y, a la vez, que seamos menos los que recibimos, el día 10, la prestación de desempleo. Más ingresos para la Seguridad Social, menos gasto para el Estado, ésa es la meta. Mientras no suba el número de cotizantes, la forma de obtener más ingresos es exprimir el salario del que ya cotiza, y de ahí viene este cambio en las normas sobre salario en especie que el gobierno se regaló a sí mismo por navidades.
Si el descenso en el paro es todavía muy discreto -setenta mil en un año, habiendo seis millones en total- el aumento de la actividad económica, de la producción, es también pequeñito. Es el otro dato del día, la estimación que hace el Banco de España sobre el PIB del último trimestre. Un crecimiento del 0,3 % respecto del trimestre anterior. Es un “aumento” de PIB, va para arriba, dos décimas más que el trimestre anterior, que a su vez fue dos décimas mejor que el segundo del año. Son indicios, o primeras pruebas, de que vamos saliendo del hoyo. Indicios, o pruebas, así, pequeñitos. Indicadores que apuntan a mejor pero que siguen siendo del país de Lilliput, diminutos. Macroeconomía con micro-recuperación.