EL BLOG DE ALSINA

Hay psicosis financiera

Les voy a decir una cosa.

Muchas gracias por rescatarnos. Por invitarnos a su tierra y rescatarnos por un día de la vorágine madrileña, que aquello es un no parar, todo el mundo hablando de números, de bancos y de primas. Antes ibas al mercado y la gente preguntaba “¿el último, por favor?” Ahora preguntan, “¿se sabe si ya nos rescataron?”

ondacero.es

Redondela | 21.06.2012 20:26

Fernando Jiménez Latorre, secretario de Estado de Economía
Fernando Jiménez Latorre, secretario de Estado de Economía | EFE

Hay psicosis financiera, ¿verdad? Psicosis: te estás duchando en casa y temes que, de pronto, corra la cortina la señora Merkel con un cuchillo jamonero. Yo saben que tengo compasión por esta señora, porque es que ya no encuentras nadie en España que diga nada bonito de ella, ¿no? ¡Ni Rajoy, con lo que han sido! Aquel tiempo en que Anguela era como María Pita, una heroína, la canciller de hielo que defendía Europa de las veleidades socialdemócratas. Así la veía Rajoy, que ahora, sin embargo, la ve como a una suegra. (¿Hay alguna suegra en la sala?) Bueno, como a una suegra cabezota y tacaña. Antes la veía como a María Pita y ahora la ve como a Don Crisanto, tan rígida, tan estricta, tan acostumbrada a que todo el mundo obedezca sin decir ni media palabra.

Cómo habrá cambiado esta relación que el otro día en Chicago, cuando Merkel le dijo a Rajoy: “chato, vamos a dar un paseo en barco”, el presidente pidió que le acompañara un socorrista. Dijo: “a ver si la señora se enfada y me tira por la borda”. Como los alemanes tienen esa fama de brutotes, ¿verdad? Que todo es por cómo suena su idioma. En aquel paseo en barco lo que le dijo la canciller a nuestro presidente es que tenia que arreglar los problemas de los bancos sin más retrasos. Pero Rajoy se asustó por cómo sonó la frase en alemán. “Arreglen sus problemas” en alemán se dice “desatranken, y claro, ahí fue cuando Rajoy agarró el flotador porque dijo “ahora es cuando me tira”.

Psicosis. La gente ahora va al banco incómoda, ¿no?, temiendo encontrarse al director de la oficina en la puerta con un platillo y una cabra pidiendo monedas: “una limosna, por caridad, para cumplir con las provisiones”. Estamos todos hipersusceptibles. Yo tengo un amigo que todos los días pasa por delante de la sucursal de su banco sólo para asegurarse de que sigue existiendo. No, no vive en Galicia. Y como han cambiado tanto de nombre algunos bancos en los últimos años, pues hay gente que ya no sabe ni dónde tiene guardado el dinero.

 

-       Señora, que esto es Bankia. Y su libreta es de Cajasur.

-       ¿Pero Cajasur no es ahora aquí?

-       No señora, aquí es Bancaja.

-       ¿Y Cajasur dónde es?

-       Eso es la BBK.

-       ¿En la BB qué?

-       La BBK, la caja vasca. Bueno, ahora se llama Kutxabank. Porque se juntó con Vital y Kutxa.

-       Madre mía, qué lío, ¿y yo cómo me llamo?

-       Pues eso lo sabrá usted, señora, yo bastante tengo con saberme el nombre del nuevo que tenemos en Bankia.

Que es Goirigolzarri. En las páginas web de los bancos la sección más visitada es “quiénes somos”. Y la segunda, la de “hechos relevantes”, que viene a ser como las páginas de sucesos de los periódicos. “El sospechoso, A.F., perpetró una ampliación de capital para satisfacer sus provisiones”.

El hecho relevante relacionado con los bancos españoles, hoy, es -como ya sabrán (como ya sabrán porque hemos dado mucho la lata con esto)- el desenlace de la película de suspense que comenzó una tarde de mayo, cuando el ministro De Guindos anunció que, en vista de que lo dice el Banco de España no se lo cree nadie (él no lo dijo así, pero ésa era la idea), le iba a encargar a dos empresas extranjeras que examinaran al paciente, digo a los bancos, y le pusieran a la enfermedad un número, es decir, cuánto capital necesita cada uno de ellos para cumplir con las provisiones.

Esto de las provisiones ya hemos explicado alguna vez cómo va: lo que se les dice a los bancos es calculen ustedes cuánto dinero podrían perder si vendieran hoy, por lo que valen hoy, todas esos activos que tienen y que les costaron mucho más de lo que valen ahora. Ese crédito que el banco le dio a una promotora para que hiciera un montón de adosados y que luego no ha devuelto, y se ha quedado el banco con los adosados, pero concedió 20 millones de préstamo y hoy las casas no valen más de 10. Veinte menos diez, ésa es la pérdida. Pues busquen diez millones para tener su cuenta saneada. Ése es el planteamiento.

Y los auditores éstos extranjeros, Oliver y Benji los llamamos para que parezcan listos y asusten menos, han ido examinando todo lo que tienen dentro los bancos para ofrecer el diagnostico general y el diagnóstico de cada uno de ellos. En total dicen que la banca española requiere de entre cincuenta y sesenta mil millones de euros en el peor de los escenarios. Porque los auditores plantean varios escenarios hipotéticos en función de cómo vaya el conjunto de la economía y la valoración de los activos que tienen los bancos. En el peor de los casos, 60.000 millones. Y el peor de los casos es muy peor, porque tendría que caer el PIB más de un 6 % hasta 2014, que es una previsión penosísima que ningún instituto se plantea.

En el escenario más probable, que siendo malo no lo sería tanto, con 25.000 millones podrían apañarse. De este capital, falta saber ahora cuánto tendrá que pedírselo Rajoy a estos gobiernos amigos nuestros de la zona euro. Que probablemente será, para curarse en salud, los sesenta mil del ala. Y falta saber cuánto corresponde a cada entidad y cuáles de ellas podrán conseguir el capital por su cuenta porque tienen potencia de fuego suficiente, que según las auditoras serán el Santander, el BBVA y la Caixa. Las que requerirán de préstamo del Estado sí o sí serán las que ya están intervenidas, por ejemplo NovaGalicia, esta criatura que surgió de la fusión de las cajas de Coruña y Vigo y cuya historia conocen ustedes sobradamente, el matrimonio de conveniencia que igual no era tan conveniente, las presiones políticas y las indemnizaciones millonarias, ay Méndez Méndez.

El gobierno lo que quiere es que, quitando los tres grandes, todos los bancos reciban ayuda del FROB. ¿Por qué? Porque más vale que sobre que no que falte. Ya que los gobiernos europeos nos han ofrecido hasta cien mil millones en préstamo, pues reguemos bien de capital -incluso a aquellos que digan que no necesitan riego- a ver si así despejamos todas las sospechas y el personal se empieza a creer que nuestros bancos, con este apuntalamiento, son edificios sólidos y solventes.

España, el Estado, también ha ido hoy de compras, al mercado, a ver cuánto nos pedían los inversores privados por prestarnos un poco de dinero, no mucho, dos mil y pico millones de euros a devolver en dos años. Nos han sacado los higadillos los inversores: por letras a dos años, 4,8 % de interés, que solían pagarse al 2 con poco; las de tres años, al cinco y medio; las de cinco años, al 6,2, cuando antes se conformaban con un 4,9. Total, que nos siguen apretando. Pero el dinero lo hemos conseguido, ahora sólo hay que devolverlo y pagarlo. Ahora, no todo son malas noticias, aunque casi. La prima de riesgo ha bajado de los 500 puntos, oe, oe, oe. Lo que reconforta que la prima encoja. Y fíjense cómo cambia todo: hace un año temblábamos si subía por encima de 300. Ahora se queda un poco por debajo de 500 y le hacemos la ola. Uff, qué tranquilidad, ya sólo está en 499.

Hemos aprendido que, aunque cueste creerlo, siempre se puede estar peor. Y, a pesar de eso, España aguanta. Es verdad que ha menguado porque todo el mundo da ya por hecho que nos van a rescatar del todo. Bueno, no a la manera griega o portuguesa, sino a una manera especial que nos han diseñado a medida, como los sastres. En lugar de prestarnos dinero el fondo de rescate, se va a hinchar a comprar deuda pública española, que es otra forma de prestarlo con menos mala prensa, digamos. Se cree que esto es lo que va a acabar pasando y eso es lo que va devolviendo poco a poco la calma a este grupo de tipos estresados y susceptibles que constituyen “los mercados”.

Europa nos echará un cable para rescatarnos aunque no se llame rescate. Que con esto de las palabras en este país nos ponemos muy tontos. Que si se llama “perro” o se llama “can”. Pues depende, si estás hablando en castellano o en gallego, ¿verdad? Hay periodistas que están tan convencidos de que lo patriótico es no decir nunca rescate que el otro día escuché la noticia de unos montañeros que se habían quedado atrapados en un barranco y había tenido que ir la guardia civil a rescatarlos y el locutor decía: los agentes lanzaron una línea de crédito por la que pudieron subir los montañeros. Dices: será un cable lo que les han lanzado. Como a nosotros los países del euro. Mejor un cable que una soga al cuello.

De todo esto vamos a ir hablando en las cuatro próximas horas. Y de Carlos Dívar, este señor que tanto ha hecho por la promoción turística de Marbella y que hoy ha presentado su renuncia como presidente del Poder Judicial. La suya ha sido una dimisión por fascículos: cada vez que decía que no me voy, que no, más parecía que iba a acabar siendo que sí. Dívar renuncia porque sabe que se ha quedado sin apoyos.

Los vocales del Consejo que hasta ahora le sostenían han recibido sugerencias, o han optado, por dejarle caer. Cataplum. Que pase el siguiente.

Bueno, que estamos felices de habernos venido a Redondela a celebrar aquí el comienzo del verano tomándonos unos chocos. Redondela, que es la ciudad de los dos viaductos. Ya les vale, tener dos. Austeridad, austeridad, desmonten uno.

Gracias, Redondela, por habernos recibido con tanto afecto bien ya ver si otro año venimos antes y así pillamos la festa da Coca y saludamos al dragón antes de que los marineros corajudos, con “arrojo y determinación”, como diría Rajoy, lo sometan. Arrojo, determinación y paciencia, dijo ayer el presidente que hemos de tener para someter al dragón de los mercados financieros. Y si además de arrojo y paciencia tienen un poco de acierto los que gobiernan, va a ser lo más de lo más.

Por cierto, queríamos haber hecho el programa en el Auditorio nuevo, pero...como al final no lo hicieron. Yo me ido para allá, he visto un solar. Digo ¿dónde está, dónde está? Dónde va a estar, en el cementerio de las promesas electorales. Ay, las promesas electorales. Valen menos que un bono griego.