OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Tras las fiestas, la cuesta"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el aumento de los precios y de los contagios, los principales problemas a los que se enfrenta el gobierno de coalición que hoy cumple dos años de legislatura.

Carlos Alsina

Madrid | 07.01.2022 08:26

Fin de fiesta. Con el regreso de los Reyes Magos a Oriente se dan por terminadas las Navidades ---madre de todas las tradiciones--- y comienza esta otra tradición, bastante menos grata, que es la cuesta de enero. La pendiente que hay que subir, este año sin Filomena pero con megavatio hora, o sea, una inclinación del quince o el veinte por ciento. El otro día les dije que la cuesta va a ser como subir el Angliru y me han corregido dos oyentes de Santander: es más como la rampa que va de Enrique Gran a Miralmar. Conocida como la sipuedes. Tiene más desnivel que el Alpe d’Huez.

En el segundo aniversario ---hoy se cumple--- del gobierno de coalición, sin Iglesias, sin Carmen Calvo, sin Ábalos, sin Iván Redondo pero con Alberto Garzón, la mayor pesadilla para los consumidores (es decir, votantes) españoles y para el Gobierno que creía tener amarrado un paraíso de luz y de color en forma de maguerazo de dinero europeo (¡no es un rescate!) y sólida recuperación económica, es la maldita inflación.

Seguro que hoy el PSOE huirá de los discursos autocomplacientes y pondrá el acento en los dos problemas principales: precios y pandemia

La subida de los precios, la curva, que ha relevado en el primer puesto de la inquietud general a la otra curva, la de los contagios. A diferencia de la segunda, donde aparacen síntomas de que el aluvión puede estar empezando a perder velocidad en España, la primera, la de de los precios, no ofrece signo alguno de ir a cambiar no ya antes de Semana Santa sino, al paso que vamos, en todo el año.

Seguro que será este asunto, la inflación, el que protagonice el comité federal del PSOE que hoy se reúne. Seguro, seguro que hoy el partido huirá de los discursos autocomplacientes, dejará de lado los ataques a las demás formaciones y pondrá el acento en los dos problemas principales que afronta el país: precios y pandemia. Después de todo, ¿cómo es eso que le gusta decir a Sánchez?, el PSOE es el partido que más se parece a España. Seguro que sí.

Récord de contagios en el mundo: más de 2 millones de infectados

Cumple tres años y medio de presidente ya Pedro Sánchez, dos de los cuales han sido en pandemia. En enero de 2020 estábamos empezando a saber lo que sucedía en Wuhan, China. Con la Organización Mundial de la Salud a por uvas. Dos años después, y habiendo escarmentado varias veces, el director general de esta organización comunicó ayer que se ha alcanzado nuevo récord de contagios en el mundo: dos millones trescientos mil infectados en un solo día. Y a sabiendas de que éstos son, sólo, los contagiados que han notificado su infección.

Estamos en niveles de contagio nunca antes vistos y con el mismo número de ingresados que hace justo un año

Los números oficiales sólo reflejan una parte de las infecciones, también en España. Más aún en estos días festivos. Hasta mediados de enero no empezaremos a tener un reflejo preciso del impacto de las fiestas y de si esta leve tendencia que se percibe en algunas regiones ---no al descenso aún, pero sí al freno en la velocidad de la expansión--- es sólida.

Estamos en niveles de contagio nunca antes vistos y con el mismo número de ingresados que hace justo un año: catoce mil hospitalizados por Covid y dos mil en UCI. Ayer decía el director de la OMS que no conviene quitarle hierro, o banalizar, los daños que causa la ómicron.

Hace tiempo que el señor Adhanom dejó de insistir en que se restringiera la actividad social o los movimientos y puso el acento en que se acelere la vacunación en aquellos países a donde apenas ha llegado. Naciones que o por falta de recursos o por falta de eficacia tienen a la mayoría de su población sin inmunizar y expuesta a ser tierra abonada para el surgimiento de nuevas variantes.

El asalto al Capitolio: una crisis institucional inédita

Se cumple un año de todo esto: el asalto del Parlamento estadounidense a cargo de decenas de exaltados seguidores de Trump que decían estar salvando la libertad de sus conciudadanos mientras tomaban por la fuerza el Capitolio. Terroristas, los llamó el hoy presidente Biden.

Aquel episodio, pese a su carácter grotesco (el tipo con los cuernos de bisonte, el de la bandera confederada, el que posó con los pies encima de la mesa de la presidenta del Congreso), no fue una astracanada, sino una crisis instituticional inédita. Y como tal quiso recordarla ayer la presidenta de la Cámara, Pelosi.

La beligerancia de Biden revela que, un año después, Donald Trump sigue políticamente vivo, que su fracaso en las urnas no lo enterró del todo

Insurrección para impedir que el presidente electo fuera ratificado. Joe Biden, a punto de cumplir un año de mandato, se personó ayer también en el Capitolio para dirigir un discurso a la nación. Discurso vehemente y beligerante contra su predecesor, Donald Trump.

No permitiré que nadie ponga un cuchillo en el cuello de nuestra democracia. Biden pone el foco en Trump, por haber alentado desde la campaña electoral la teoría de la conspiración sobre el robo de las elecciones, por haberse negado a aceptar su derrota, por haber dejado hacer a los asaltantes del Capitolio.

Esta beligerancia de Biden revela que, un año después, Donald Trump sigue políticamente vivo, que su fracaso en las urnas no lo enterró del todo y que por eso Biden lo sigue viendo como un peligro público.

Trump tiene puestos sus ojos en las elecciones de noviembre

Hace un año nos estábamos preguntando si el Partido Republicano asumiría el error de haberse echado en brazos de Trump. Un año después, Trump sigue teniendo un apoyo muy amplio en el partido. Cosa que Biden también quiere cambiar.

Abierto al pacto con un Partido Republicano que no tenga como ideólogo y, quién sabe si otra vez como candidato, a Donald Trump. En noviembre hay elecciones legislativas parciales en los Estados Unidos. Es la meta volante en la que tiene Trump, reacio a jubilarse, tiene puestos hoy sus ojos.