OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La negociación revienta, el estropicio permanece"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la suspensión de la negociación entre el Gobierno y el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Carlos Alsina

Madrid | 28.10.2022 08:48

No está suspendida. Ni congelada. Esta negociación está muerta. Sánchez y Feijóo van a enterrarla y lo del CGPJ se va a perpetuar. El bloqueo. La interinidad. El sindiós. El estropicio.

Cuarenta años de la primera victoria socialista

Ah, ahora se lo cuento. Perdonen, que está llegando Felipe al Palace hace cuarenta años. Enorme expectación en esta noche electoral, a pesar de que, siendo la hora que es, aún no se sabe quién ha ganado, ¿no Lalo?

Pues nada, a falta de datos oficiales, recordamos el escrutinio de cosecha propia que a las diez de la noche ha facilitado Alfonso Guerra. Doscientos dos diputados,veintiséis más que la mayoría absoluta. Trece para el partido del gobierno, el hundimiento. Perdona, te está sonando el teléfono del plató, Lalo.

Felipe no lo sabe, pero estos primeros cuatro años de gobierno fruto de la mayoría absolutísima acabarán siendo catorce

Sí que hay gente, sí, en la Plaza Mayor. La fiesta por la victoria socaialista aprovechando que Madrid tiene de alcalde desde hace tres años a Enrique Tierno Galván, que muy de Felipe no fue nunca. Ah, mira, ya está Felipe ante los micrófonos de la prensa en el Palace.

Está serio el futuro presidente del Gobierno. No se concede ni una sonrisa. Y parece que le incomoda que le interrumpan con tanto aplauso. Preparado lleva el discurso porque, de hecho, lo está leyendo.

Se cumplen 40 años de la primera victoria del PSOE: Momento en el que Felipe González y Alfonso Guerra saludan desde un balcón del Palace
Se cumplen 40 años de la primera victoria del PSOE: Momento en el que Felipe González y Alfonso Guerra saludan desde un balcón del Palace | Agencia EFE

Él no lo sabe, Felipe no lo sabe, pero estos primeros cuatro años de gobierno fruto de la mayoría absolutísima acabarán siendo, en realidad, catorce: va a ser presidente hasta 1996. Y para entonces el país se parecerá poco a este en el que ahora se estrena.

Dentro de cuarenta años su partido estará gobernando en alianza con una formación inspirada en Izquierda Unida y apoyándose en el independentismo catalán y el vasco heredero de Batasuna

Y Felipe tampoco sabe esto otro: que dentro de cuarenta años su partido estará gobernando en alianza con una formación inspirada en Izquierda Unida y apoyándose en el independentismo catalán y el independentismo vasco heredero de Batasuna. Y que a él, a Felipe González, lo verán todos ellos como un conservador que una vez fue de izquierdas.

28 de octubre de 2022. Cuarenta años después.

El paso del tiempo mejora la valoración de los presidentes

Ha hecho Metroscopia una encuesta que refleja cómo el paso del tiempo mejora la valoración que hacemos los ciudadanos de los presidentes del Gobierno. Cuanto más antiguos, mejor opinión tenemos.

Hoy, el 80% de los españoles aplaude la labor de Adolfo Suárez. El 73%, la de Felipe González. 73% significa que le ponen buena nota los votantes del PSOE y los del PP (y los de Ciudadanos y Podemos y Vox). Aznar consigue un 60% de respaldo. Zapatero, un 51%. Rajoy, el 54%. No desespere Sánchez de las encuestas, que en cuanto lleve cuatro años jubilado empezará a caerle bien a la gente.

La ley del Poder Judicial de Felipe sigue en vigor

Hace cuarenta años empezó a gobernar Felipe con mayoría suficiente para cambiar todas las leyes orgánicas que quisiera. Y, en efecto, cambió muchas. Dos años y medio llevaba en la Moncloa cuando entró en vigor la nueva ley del Poder Judicial, que introducía un cambio sustancial en la forma de elegir a los veinte vocales del Consejo.

Si hasta entonces, doce los elegían los jueces y ocho el Parlamento, en adelante los veinte serían elegidos por las Cortes. ‘En adelante’ significa hasta hoy, porque ése es el sistema de elección que, con algunos ajustes, sigue vigente. Y ése es el debate perpetuo en el que estamos cada vez que toca renovar a los vocales del Consejo.

El debate perpetuo se perpetúa más

Debate perpetuo que hoy se perpetúa un poco más. Hace quince días se comprometieron el Gobierno y el PP a negociar, ¿cómo dijo el ministro?

Eso, ahora ya en serio, no como los últimos cuatro años. Dos semanas llevan filtrando que ahora avanzan, que ahora se enfría, que vuelven a avanzar, que se vuelve a enfriar, que si sí, que si no. El martes decían: inminente, cuenta atrás, cuarenta y ocho horas.

Si no está usted al tanto de lo que sucedió ayer, se lo resumo. La negociación reventó. Y da paso hoy a los reproches mutuos.

La negociación reventó. Y da paso hoy a los reproches mutuos

Había dicho por la mañana Sánchez en Suráfrica: el acuerdo está listo. Extraña declaración ésta. Porque cuando un acuerdo está hecho, ambas partes lo anuncian a la vez y habiendo pactado la manera. Cuando es sólo una la que dice: el acuerdo está, pero falta que el otro lo asuma en realidad lo que está diciendo es que él ya ha hecho su parte y si no llega a puerto es culpa del otro.

El Gobierno dedicado a la ceremonia de la confusión

Resulta que a Feijóo le sorprendió que Sánchez diera el acuerdo por listo porque faltaban cosas. Y le llamó. Para reprocharle que se precipitara y para preguntarle, ya que estaba, si entonces el Gobierno piensa abaratar las penas del delito de sedición. Porque el Gobierno se ha entregado esta semana a la ceremonia de la confusión predicando, a la vez, tres cosas:

  • Que no hay consenso para reformar ese delito.
  • Que tiene el compromiso firme de reformar ese delito.
  • Y que nada tiene que ver ese asunto con la negociación sobre los Presupuestos del Estado.

Aunque la ministra Montero se sintiera cómoda prometiendo ayer, en el debate de Presupuestos, que, en efecto, la sedición será reformulada.

Por qué ha regresado el debate de las penas de sedición

Lo que el Gobierno no ha explicado aún es por qué ha regresado ahora este tema a nuestras vidas. Lo de las penas de la sedición lo dejó morir el Gobierno hace dos años, cuando prefirió resolverle la vida a Junqueras tirando de los indultos. Ahora, sin razón conocida y coindiendo con los Presupuestos, se ha desempolvado el asunto.

No le extrañará al Gobierno que se atribuya, por tanto, al deseo de contentar a Esquerra este afán por reformar la sedición. Después de todo, la reforma está pensada no para quienes puedan cometerla en el futuro sino para quienes ya la cometieron. O sea, Junqueras, a quien la inhabilitación se le está haciendo larga, o Marta Rovira, que aún no ha sido juzgada.

La reforma está pensada no para quienes puedan cometerla en el futuro sino para quienes ya la cometieron

El ministro Bolaños le estaba diciendo al PP en privado, según la versión del PP, que la sedición no iba a tocarse para no enrarecer la negociación en marcha. Pero ayer, en público, Sánchez no dijo eso, mantuvo su intención de reformar este delito.

Feijóo se sintió chuleado

Y Feijóo, al escucharlo, se sintió, cómo te diría yo, chuleado. Llamó a Sánchez y la cosa no terminó bien.

Lo siguiente fue difundir un comunicado en el que da la negociación por suspendida. Que no abortada, ya veremos si se reconduce, o no, el asunto. Luego fue Sánchez quien, en conversación con los periodistas, se declaró indignado porque Feijóo va contando por ahí lo que hablan. Dice el presidente que es a Feijóo a quien le han temblado las piernas por la presión de los poderes fácticos.

A ver, mucha sorpresa no puede tener el PP con esta historia porque fue El País quien publicó el lunes que el Gobierno estaba abierto a rebajar las penas de sedición a la mitad. Y Gamarra declaró el martes en Espejo Público que el PP no iba a vincular la negociación del CGPJ con el debate sobre la sedición.

Todo indica que Feijóo se agarra a esta discrepancia para suspender la negociación pero que hay otras razones

Ayer mismo decía La Razón que el acuerdo estaba hecho, aun siendo patente la pretensión del Gobierno de abaratar la sedición. De modo que todo indica que Feijóo se agarra a esta discrepancia para suspender la negociación pero que hay otras razones como poco, adicionales, si no principales.

Una es el recelo interno en el PPa ser vistos como llevados al huerto por Sánchez, en la medida en la que no hay garantías de que se cambie a futuro la forma de elegir a los vocales ni renuncia el gobierno a que Pumpido presida el Constitucional, y otra es la pésima sensación que le quedó a Feijóo ayer de su conversación con Sánchez.