OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Los golpistas se copian"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el asalto a las instituciones de Brasil por parte de los partidarios del expresidente Bolsonaro, unos hechos similares a los ocurridos hace dos años durante el asalto al Capitolio en Estados Unidos.

Carlos Alsina

Madrid | 09.01.2023 08:31

Los golpistas se copian unos a otros. Como los populistas. Y los extremistas. Y toda la ralea que recurre a la fuerza de la multitud, la presión de la masa, para sabotear el funcionamiento de las instituciones democráticas.

Sacar a los partidarios a la calle, lanzarlos contra los poderes legítimos del Estado, para conseguir, si triunfan, el secuestro de los derechos políticos del resto de la población; y si fracasan, la generación de un serio problema para quien está gobernando el país y tiene que decidir con qué medios encara una amenaza contra la Democracia.

Los golpistas, como los populistas, como los extremistas, se copian

Los golpistas, como los populistas, como los extremistas, se copian. Varios miles de brasileños partidarios de Bolsonaro, que reniegan del resultado electoral de octubre y del triunfo de Lula -nunca reconocido por Bolsonaro- emularon anoche al de los cuernos de bisonte, y el resto de la banda, asaltando simultáneamente la sede del Parlamento brasileño, la sede del Gobierno y la sede del Tribunal Supremo.

Los tres edificios comparten la misma ubicación: la plaza de los Tres Poderes de Brasilia. Superaron el cordón de la policía militar, alcanzaron los edificios, rompieron los accesos, los allanaron y destrozaron cuanto encontraron a su paso.

Los asaltantes decían reclamar una intervención del Ejército para tumbar a Lula y revertir el resultado de las urnas

Intentaron prender fuego al Congreso Nacional, destrozaron vitrinas, mesas, despachos y se hicieron selfies y directos en las redes burlándose en el salón plenario donde hace una semana tomó posesión de su cargo Lula da Silva. Los asaltantes decían reclamar una intervención del Ejército para tumbar a Lula y revertir el resultado de las urnas.

Lula aplica el 155 al Distrito Federal de Brasilia

Lo que han logrado, de momento, es que Lula le aplique el 155 (diríamos aquí) al Distrito Federal, la capital, Brasilia, que no es ni municipio ni estado, sino entidad administriva singular pero con gobierno propio.

Y es a ese gobierno a quien Lula achaca el fallo de seguridad que ha permitido no sólo el asalto, sino la concentración previa que, durante semanas, han realizado los partidarios de Bolsonaro ante el Cuartel General del Ejército. Dos horas después de iniciado el allanamiento, Lula compareció en Sao Paolo para anunciar que interviene Brasilia y destituye al responsable de Seguridad.

Todo los participantes serán identificados y castigados, promete Lula. Que añade que lo serán también quienes les hayan financiado o alentado, incluidos ministros del gobierno saliente de Bolsonaro. De su antecesor tiene claro que es él quien ha generado el clima que ha desembocado en esta acción porque no reconoció su derrota y que se negó a asistir a la ceremonia de traspaso del poder.

Ya ocurrió hace dos años en el asalto del Capitolio de EEUU

El asalto del Capitolio en Washington, hace dos años, aún es objeto de investigación y de juicios. La comisión parlamentaria que se creó al efecto ha recomendado actuar penalmente contra Trump por insurrección.

La fiscalía ya lo había hecho contra participantes en el asalto y líderes de organizaciones que o secundaron. Se está celebrando el juicio a los integrantes de Proud Boys, los Orgullositos. Y en noviembre ya fueron condenados dos cabecillas de los Oath keepers, los guardianes del juramento, o algo así. A Stewart Rhodes, su cabeza visible, lo condenó un jurado por conspiración para la sedición. Falta saber cuántos años le impone el juez, pero podrían ser hasta veinte. Sí, he dicho bien. Lo han condenado por sedición, que es un delito que en Estados Unidos no se considera anticuado. Sedición y sin indultos del gobierno progresista.

Lo han condenado por sedición, que es un delito que en Estados Unidos no se considera anticuado. Sedición y sin indultos del gobierno progresista de Biden

El Capitolio, por cierto, y para alivio de la Humanidad entera que ha seguido con verdadera angustia la incapacidad de un tal Kevin McCarthy para ser elegido presidente de la Cámara de Representantes -las Navidades que nos han dado-, el Capitolio asistió este fin de semana al final del bloqueo y la proclamación de McCarthy como presidente de la Cámara y líder de la oposición al gobierno federal del Partido Demócrata.

Hasta el sábado, las crónicas de la prensa española destacaban el daño a la institución que estaba generando el bloqueo. Ahora que ya se ha desbloqueado, lo que destacan es que el tal McCarthy ha tenido que hacer aún más concesiones a los veinte irreductibles del ala dura del Parttido Conservador: de manera que ahora lo que daña la institución es que el presidente sea rehén, así se dice, de los trumpistas más desaforados. Enhorabuena a los congresistas del Partido Demócrata.

El Gobierno se dedicará a la propaganda

En España, empezando un nuevo año electoral, el Gobierno informa a la población de que, a partir de ahora, se dedicará sobre todo a la propaganda. Dices: ¿más? Sí, mucho más. A través de su sección dominical en el diario El País, el Gobierno hace saber que la legislatura entra en un nuevo ciclo.

Éste era el título, ayer, del periódico: menos reformas y más campaña. Se agradece la franqueza, oiga. Dice la crónica: ‘El Gobierno está concentrado en los grandes anuncios y empieza a trabajar ya a tope para la campaña electoral’. Qué maravilla. Uno pensaba que los gobiernos estaban para gobernar, no para hacer campaña, pero me he quedado antiguo. A partir de ahora, persuasión y publicidad. Con notable sentido del humor lo llama el cronista hacer pedagogía.

Uno pensaba que los gobiernos estaban para gobernar, no para hacer campaña, pero me he quedado antiguo. A partir de ahora, persuasión y publicidad

Leo: ‘Los estrategas de la Moncloa están convencidos de que al Gobierno le va mucho mejor cuando la agenda política y mediática se centra en sus reformas’. Al Gobierno le va mucho mejor. Todo el día pendiente del estado de salud de sí mismo, qué agotamiento.

Pues no sé yo si al Gobierno le va mejor cuando los medios se ocupan de sus reformas. Veamos las más recientes: reforma de la malversación, eliminación de la sedición, reforma de leyes orgánicas por un procedimiento chusco para elegir magistrados del TC.

Según la última encuesta publicada ayer, de Nius, al 54% de los españoles le parece mal que se cambie el Código Penal y son mayoría los que opinan que no hubo golpe alguno a las instituciones -ay, el complot que denunció el presidente, la sobreactuación no ha colado-. Pero bueno, si los estrategas de la Moncloa creen que hablar de sus reformas les ayuda, que sigan hablando. Después de todo los estrategas, que son cuatro, tienen más peso que los ministros, que son veintidós.

Cambios para elegir magistrados del Constitucional

Reformas. Al ministro Bolaños, ministro de guardia, se le preguntó ayer si el Gobierno sigue determinado a sacar adelante los cambios de dos leyes orgánicas para modificar la forma de elegir a los magistrados del Tribunal Constitucional.

Sánchez ya propuso cambiar las reglas de la investidura cuando no conseguía que la suya prosperara. En esto es coherente

Traducido, que el proyecto decae. No es que las leyes estuvieran mal, es que remendarlas servía para resolver un episodio concreto. Porque ésta es la manera en que el Gobierno -bueno, el Gobierno no, los cuatro estrategas- entiende las leyes: no se trata de que estén bien o mal hechas, se trata de cambiarles un artículo para adaptarlas a episodios concretos y pasajeros. Sánchez ya propuso cambiar las reglas de la investidura cuando no conseguía que la suya prosperara. De manera que, en esto, es tremendamente coherente.

Hoy toman posesión los cuatro magistrados de refresco del Constitucional. Sigue sin cubrirse una vacante. Pero como ya hay mayoría progresista, ese sillón no importa. Y aún dice el ministro, tirando de humor, que la reforma era cosa de los grupos parlamentarios y que ellos verán lo que hacen ahora. No han pasado ni dos semanas desde que el presidente en persona se atribuía la decisión, y la obligación, de modificar las normas. Qué cosas.

En realidad, el Gobierno ya está entregado a la campaña de propaganda desde hace días

Un año entero de propaganda. En realidad, el Gobierno ya está entregado a la campaña desde hace días. La ministra Montero proclamó la semana pasada que ya hemos salido de la crisis. El ministro Bolaños proclamó ayer que la tensión por Cataluña ya es historia.

Qué bien que todos los problemas gordos se han terminado a la vez. Lo mismo la crisis, que el independentismo, que el Tribunal Constitucional. Los principales problemas ya están resueltos. Con razón el Gobierno puede dedicarse en plenitud a hacerse publicidad a sí mismo ¡todo el año! Poco aprendemos de la historia para haber legislado tanto sobre la memoria.