OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La semana de la amnistía en campaña electoral"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la entrada en vigor de la ley de amnistía este viernes, la última letra de la permuta que Sánchez aceptó de Puigdemont para sacar adelante su investidura.

Carlos Alsina

Madrid | 27.05.2024 08:34

Estrenamos la semana en que el Congreso de los Diputados -la mayoría gubernativa- pagará la última letra de la permuta que le aceptó Sánchez a Puigdemont hace once meses: impunidad por investidura. El jueves saldrá bendecida del Hemiciclo la amnistía de los hechos relacionados con el procés, incluidas malversaciones (es decir, corrupciones) y terrorismo, siempre que éste no haya violado gravemente los derechos humanos (una violación leve se les disculpa a los autores).

Impunidad por investidura gracias a la ley de amnistía

El viernes la publicará el BOE y la ley entrará en vigor. Habrán de aplicarla jueces y tribunales, que en todo caso tendrán en su mano -raro será que no suceda- elevar una consulta al Tribunal Europeo para que sea éste quien resuelva si es conforme a la legalidad europea que un ciudadano investigado por posible delito de terrorismo -qué te digo yo, un Puigdemont en un tsunami democrátic- quede eximido de que esclarezca siquiera si lo cometió o no lo cometió.

El viernes empezará a saber Puigdemont si su sueño de cruzar la frontera sin que nadie le toque un pelo se hace realidad o le toca seguir esperando

Con la digestión de las elecciones catalanas aún a medio hacer, con la investidura de Illa tan en el aire como la noche electoral y con las negociaciones silenciadas porque ya estamos en otra campaña electoral, el viernes empezará a saber Puigdemont si su sueño de cruzar la frontera sin que nadie le toque un pelo -siete años después de haber liderado una sedición- se hace realidad o le toca seguir esperando en Francia, en Bruselas (o donde cada día más le convenga) en vista de que por más cuchara que metió en el articulado de la ley, por más añadidos al gusto del beneficiario que aceptó Sánchez (el otro beneficiario) no hubo forma de maniatar del todo ni a los jueces de instrucción ni a los jueces del Tribunal Supremo.

Hace un año era impensable para los socialistas tragar con la amnistía

Hace un año estábamos en la víspera de unas elecciones autonómicas y municipales al cabo de una campaña marcada por las listas trufadas de etarras que presentó Bildu y por el empeño del PSOE en desmarcarse de sus socios parlamentarios -estos cuyos resultados electorales ahora computa el presidente Sánchez como propios-.

Tal como se despachaba a Puigdemont como el enemigo público número uno de la convivencia y el estado de derecho, antes de blanquearle y elevarle a los altares como faro que ilumina el progresismo patrio

Hace un año aún les parecía impensable a los ministros, dirigentes socialistas, militantes y votantes del PSOE, que pudiera abrazarse como deseable la impunidad del fugado Puigdemont y tragar con una amnistía que aún se despachaba entonces como inconstitucional y contraproducente. Tal como se despachaba a Puigdemont como el enemigo público número uno de la convivencia y el estado de derecho, antes de blanquearle y elevarle a los altares como faro que ilumina el progresismo patrio.

Los indultos, la sedición y la amnistía

En esta semana que comienza, el presidente Sánchez culminará la tarea de neutralización de las sentencias y procedimientos judiciales que inició en 2021. Primero fueron los indultos, después el vaciamiento de delitos escogidos del Código Penal -singularmente, la sedición, argumentada con el bulo de que Europa nos urgía a actualizarlo y el bulo de que Bélgica no entregaba a Puigdemont porque en su código penal no existe ese delito- y más tarde, la amnistía.

El presidente fue elevando la apuesta según fue necesitando elevarla. La escena final -votación del jueves llegará en medio de una campaña electoral que conduce -domingo de la semana que viene- a las primeras elecciones de ámbito nacional que se celebran desde que el presidente, y su partido con él, ejecutó su cambio de opinión superlativo. A esa circunstancia -urnas en todo el país, gobierno por la gracia de Puigdemont- ha fiado el PP su éxito en las elecciones europeas.

A esa circunstancia -urnas en todo el país, gobierno por la gracia de Puigdemont- ha fiado el PP su éxito en las elecciones europeas

Hace tres meses -con el subidón que le produjo el resultado en Galicia- estaba seguro de ganárselas a Sánchez por goleada. Había encuestas que le daban hasta doce puntos de ventaja. Hoy los sondeos andan entre cuatro y siete -dejo el CIS aparte por su pertinaz margen de error, o sin margen, error a secas-.

La amnistía como palanca para el voto

La cuestión, hoy, para el PP no es si la concentración de ayer en la Puerta de de Alcalá fue la madre de todas las manifestaciones -que no parece- o un gatillazo -que tampoco-. La cuestión es si lo que pincha, de aquí al domingo nueve, es la amnistía como palanca para el voto. Si la mayoría social que, a decir de las encuestas, rechaza esta ley y rechaza, sobre todo, la forma en que Sánchez se ha asegurado la continuidad en el cargo, se traduce en una victoria inapelable de Feijóo.

Si las reuniones con verificador salvadoreño en Suiza, el naufragio de los Presupuestos del Estado, la carta de Pedro a los corintios conducen al partido del gobierno a una derrota de ésas que dejan sonado a un líder o, por el contrario, es el PP el que se queda corto de fuerzas y llegado el nueve de junio va el PSOE y remonta lo suficiente como para empatarle la meta volante. Si lo ocurrido en Cataluña, más el estribillo socialista del freno a la ultraderecha, más Milei y más Palestina, contrarrestan el efecto de la amnistía y dejan a Feijoo sin fiesta. En eso se resume ---poca novedad--- una nueva campaña electoral en España. En el no a Sánchez o el no a Feijoo.

Yolanda Díaz sí sabe cómo ganarse el voto de la izquierda

A las nueve estará aquí el Núñez Feijóo. Hablaremos de campaña, claro. Hay más partidos que se presentan, aparte del PSOE y el PP. Está Sumar, por ejemplo, formación siempre en fase de fundación que alterna su condición gubernamental con su condición de dejar tirado al PSOE. Ayer aleccionó Yolanda Díaz a Sánchez. Le dijo que esto de ‘votadme a mí que viene el lobo’ no basta para frenar la ola reaccionaria.

El mensaje a Europa lo envía Díaz desde la fuerza, imagino, que le dan sus resultados electorales en Galicia, el País Vasco y Cataluña para frenar a la derecha. Cero diputados en Galicia, uno en el País Vasco, seis en Cataluña (que son dos menos de los que tenía, cinco menos que Vox y nueve menos que el PP). Ella sí sabe cómo ganarse el voto de la izquierda.

Pronunció la palabra "genocidio" la ministra Robles

El único éxito político que cabe atribuir estos días a la vicepresidenta dos del gobierno es que ha logrado que Margarita Robles se yolandice. Celebró la ministra de Defensa el próximo día de las Fuerzas Armadas haciéndose un yolanda, o un belarra, justo antes de que este sábado comenzara el desfile.

Pronunció la palabra la ministra socialista. Pronunció la palabra que más veces ha dicho Ione Belarra, su antigua y querida compañera de gabinete, en los últimos meses. Y de la que ha hecho bandera su querida compañera Díaz. La palabra genocidio para definir la actuación del gobierno israelí en Gaza. Justo la definición que hasta ahora no han hecho suya ni el presidente del gobierno ni el ministro de Exteriores.

El lema al que se abonó Yolanda Díaz la semana pasada y que llevó al gobierno de Israel a tacharla de antisemita

Magistrado que expresa una opinión sobre lo que se está dilucidando en el Tribunal Penal Internacional. Traducido: que Robles dirá genocidio pero el ministro de Exteriores no lo dice. Qué será lo siguiente, ministra, quizá un tuit que diga ‘free Palestine, from the river to the sea’. Desde el río hasta el mar. El lema al que se abonó Yolanda Díaz la semana pasada y que llevó al gobierno de Israel a tacharla de antisemita.

Share Palestina, desde el río hasta el mar dos estados que lo compartan todo. No hay como versionar los lemas para darles el significado que una quiera. Aunque, en origen, tuvieran otro. Si habrá comunicado israelí contra Margarita Robles está por ver. Es la parte socialista del gobierno. Como dice Irene Montero, que siempre ha tenido a Robles por una infiltrada de la derecha, ‘ya hasta ella lo dice’.

En vísperas de que mañana el Consejo de Ministros reconozca el Estado Palestino, la relación entre los gobiernos de Israel y España va a peor

(Es que no hace un punto y seguido). A qué espera la ministra de Defensa para urgir a Sánchez a que retire nuestra embajadora en el genocidio, digo en Tel Aviv. No está en los planes del gobierno, que se sepa, retirar a ningún embajador.

Quizá si Netanyahu llamara corrupta a Begoña Gómez se lo plantearía el ministro Albares. De momento bastante tiene con condenar a su colega israelí por airear vídeos que atribuyen a Sánchez haberle alegrado la vida a Hamás. Música de flamenco incluida.

Execrable y escandaloso. En vísperas de que mañana el Consejo de Ministros reconozca el Estado Palestino, la relación entre los gobiernos de Israel y España va a peor. Con el ministerio de Defensa contribuyendo a que, en efecto, empeore.