LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Los últimos intentos golpes de estado sirven de aviso: proteger las democracias sigue siendo muy preciso"

Marta García Aller reflexiona sobre los intentos de golpes de estado en Perú y Alemania, uno fracasado y el otro desarticulado cuando todavía se trataba de un plan.

Marta García Aller

Madrid | 08.12.2022 07:57

Al día siguiente del cumpleaños de la Constitución, hemos sabido de dos intentos de golpes de estado a dos democracias. Uno a 10.000 km, otro solo a 1500. Uno en América y otro en Europa. Uno en Perú, otro en Alemania. Uno fracasó en su intento, otro se ha desarticulado cuando no era más que un plan.

Fracasó el autogolpe del ya ex presidente peruano Pedro Castillo, que se quedó solo al declarar el estado de excepción porque no contaba con apoyo ni del ejército ni de la calle ni de su propio Gobierno. Del otro golpe de estado frustrado, el que más cerca nos queda, lo planeaban grupos de extrema derecha en Alemania y lo más inquietante de este es que no sabemos cuánta gente realmente les apoya.

El plan de este grupo de la extrema derecha era prepararse para el Día X y asaltar el Bundestag, sabotear la red eléctrica, arrestar a los legisladores y ejecutar al canciller. El nuevo jefe de Estado previsto por los golpistas era un aristócrata descendiente de la nobleza alemana. Luego planeaban una purga, un gobierno militar de transición y pedir ayuda a Rusia.

En una macrorredada antiterrorista, 3000 policías y agentes especiales detuvieron ayer a 25 de estos conspiradores que pretendían derrocar la democracia alemana. Entre ellos, un soldado en servicio activo, una diputada del partido ultraderechista Alternativa para Alemana que también es jueza y un exoficial de las fuerzas especiales de élite, policías y al menos dos reservistas del ejército. Muchos de los arrestados estaban fuertemente armados.

Según la Fiscalía, los detenidos están firmemente convencidos de que Alemania está actualmente gobernada por miembros de un llamado “Estado profundo” del que habría que liberar a los ciudadanos. Y en los grupos de teorías de la conspiración de los que han sacado esas tesis hay muchos miles de seguidores.

No está claro cómo de capaces eran los conspiradores de la extrema derecha alemana de ejecutar su plan, ni cómo de cerca estuvieron de intentar el complot. Ni cuánto apoyo tenían realmente dentro de las instituciones. Lo que está claro es el peligro creciente de las teorías de la conspiración más extremistas, que ya no se quedan en internet.

¿Moraleja?

Estos últimos intentos golpes de estado sirven de aviso: proteger las democracias sigue siendo muy preciso.