Mira esta nueva aplicación de la inteligencia artificial. Un nuevo sistema de inteligencia artificial que trabaja para eliminar el enfado de la voz. Para que la gente irritada deje de sonarle enfadada a quienes le están escuchando al otro lado del teléfono, no sé si también de la radio.
Cuenta el Financial Times que SoftBank está desarrollando este sistema para que los empleados de los call centers no tengan que aguantar la ira de los clientes. La empresa japonesa quiere evitar que los clientes irritados intimiden a los trabajadores que atienden las llamadas, distorsionando en tiempo real las emociones de los indignados. Al pasarlo por el filtro, la agresividad desaparece. “EmotionCancelling” lo llaman, cancelación de emociones.
Lo están entrenado con la voz de actores interpretando frases en diferentes tonos para que la inteligencia artificial aprenda a detectar la ira. Y a eliminarla. Igual que ya hay sistemas que cambian en tiempo real el idioma, este cambiará el estado de ánimo. Está pensada para los call center. ¿Pero te imaginas qué otros usos tendría este sistema de alteración de emociones de la voz en tiempo real?
Este filtro para suavizar el cabreo de los interlocutores solo atempera el tono, no el vocabulario. Los improperios seguirían sonando, pero con una voz dulcificada. No sé si funcionaría con el pinganillo del Congreso de los Diputados para bajar la gresca de algunas sesiones de control, pero si la legislatura llega hasta 2026, que es para cuando se espera que esté funcionando, podríamos por fin saber cómo sonarían sus señorías eliminando el enfado de la conversación pública. El suyo, por cierto, también tiene mucho de artificial. No sé si de inteligencia.
E imagina que un filtro así se aplicara a las discusiones familiares o a las tertulias de radio. Ya no será posible enfadarse con nadie a distancia sin estar seguros de que al otro lado no están pitufándonos la voz. Temíamos que la inteligencia artificial viniera a quitarnos los trabajos y resulta que viene a quitarnos la mala leche.
¿Moraleja?
Con la distorsión de las declaraciones, la inteligencia artificial viene ahora a tocarnos las emociones.