Se busca a 11 díscolos y díscolas, 11 diputados y diputadas del PSOE y de Unidas Podemos, que han roto la disciplina de voto en los nombramientos del Constitucional. No son muchos, es cierto, 11 de 234, pero lo suficientes como para que estos nombramientos hayan nacido con algún chisporroteo de desacuerdo interno. Vuelve a ilustrar el sometimiento de la verdad política al interés y la disciplina de los partidos. Los cuatro candidatos son considerados idóneos aunque desde la izquierda se cuestione al señor Arnaldo y desde la derecha se pusieran pegas con sordina al señor Sáez Valcárcel. Según la ministra de Justicia, es cuestión de Estado y si hemos llegado hasta aquí, es por culpa de la oposición. Lo compramos, vale. Pero, ¿No se podría haber llegado un poco más? Buscar candidatos menos discutibles por parte de unos y de otros. La prisa es mala compañera y el resultado contamina el proceso.
Si sabes que votas a alguien que no consideras adecuado, pero lo haces por disciplina del partido, estás poniendo tu propia conciencia por debajo de esa disciplina. Que si, que es lo que toca, que es el sistema, que de verdad, que la gestión política conlleva a veces tragar sapos e imponer disciplina pero, ¿Qué tal más discusión interna? ¿Qué tal más sensación de que todo lo atan y lo rematan los aparatos de partido? Cabe preguntarse, si eres capaz de anteponer la infalibilidad religiosa del partido a tu propia conciencia, ¿En qué lugar pondrás a los ciudadanos en caso de conflicto? Ese es el fondo de la cuestión. Y por eso uno entiende al socialista Elorza y elogia su valor y coherencia.
¿Y qué decir de los que venían a cambiar el sistema? Esos están hoy que se salen de coherentes y de felices. Ayer, se quejaban de tener neoliberales en su Gobierno y hoy Unidas Podemos vota a quienes consideran ultraderechistas. ¡Qué papelón!. Bueno, salvo una diputada y quizá alguien más. Por eso, vuelve a confesar su mosqueo el amigo Rufián, que lo es como Esquerra del PSOE, pero mucho más ajunta a los de Podemos.
Ha sido poner la mano sobre la mesa el paro, la huelga o el cierre patronal y salir el Gobierno apretando glúteos a decir que pueden hablar. El puñetazo en la mesa ha resultado efectivo. Por lo menos, ha llamado la atención a quien hasta ahora no parecía prestar mucha.
De Bruselas no solo llega la "Euroviñeta". Hoy le ponen lastre a las mismísimas previsiones de crecimiento del Gobierno español. Qué lejos queda el 6,2% para este año. Bruselas dice que poco más de 4,5%, aunque el Gobierno, que reconoce que la cosa está torcida, no se desanima ni una pizca. Hemos hecho lo que hemos podido y no nos ha salido mal, ha venido a decir la ministra Calviño. Ojalá tuviera razón, ojalá. Seguramente algo le tocaría entonces a la cantidad de personas que dijeron que iban a ayudar y siguen teniendo abandonadas por la dichosa burocracia.
Ha dicho la Asociación estatal de directoras y gerentes de servicios sociales, que no llegan al 10% las personas que necesitan el ingreso mínimo vital prometido y no lo consiguen. Están en el 8%. Que el 73% de las solicitudes se deniegan, que a los más pobres, se les está dejando de lado sin paliativos y me temo que sin esperanza, tal como va este Gobierno con la gestión de las ayudas, ha apuntado Juan Ramón Lucas.
Empezamos con los que iban a cambiar el sistema navegando en su ciénaga y terminamos anotando que los que iban a ayudar a los más necesitados, el Gobierno de los que no tienen. Pues les están dejando igual o peor que la crisis creciendo sin parar.
A arriba también se suben los dictadores. El sátrapa que más cerca tenemos se llama Lucas Chenko y se cree Putin. Se pone en jarras esta nueva versión de Chaplin. Así responde el bielorruso que manda refugiados a la frontera con Polonia, al anuncio de sanciones de Europa: que no tiene gas, que es un farol, que él es solo territorio de paso del gas de Putin... Pero, "dudo mucho que Putin se avenga a cortar el suministro de Europa", ha concluido Lucas. Europa el lunes, estudiará nuevas sanciones.