EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Hablar de la sequía y de la vivienda es al menos hablar de problemas reales de los españoles"

Rafa Latorre reflexiona en La Brújula sobre la sequía, la vivienda y la visita de Pedro Sánchez a la Casa Blanca

Rafa Latorre

Madrid | 19.04.2023 20:21

Es muy probable que este vaya a ser el abril más seco en España, al menos de los últimos 60 años que es cuando empezaron a tomarse registros. La referencia anterior era el año 1995, un año terrible. En aquel abril sequísimo se recogieron 23 litros de agua por metro cuadrado. En lo que llevamos de este ha llovido de media cinco litros por metro cuadrado. ¿Se puede remontar? Nada es imposible, pero lo previsible es que sea el abril más seco de cuantos se acuerdan y lo seguro es que es un abril sequísimo que contradice el añorado refrán: "en abril, aguas mil".

En octubre hicimos un programa en Alcázar de San Juan, donde hay una importante industria agroalimentaria basada en la cooperativa. Entre otras cosas, peligra más de la mitad de la producción de aceite de oliva. Ya en octubre se veía venir la tragedia porque la sequía no es un problema pasajero sino cronificado y aún hoy se ha reunido la mesa de la sequía y la conclusión es decepcionante porque se han encargado de hacer un diagnóstico.

Como ocurre la vivienda…Que al fin la sequía sea el tema principal de la conversación pública debería ser algo alentador porque al fin se habla de algo realmente importante. Oigan que nos pasamos años con el debate secuestrado por las chaladuras identitarias de Junqueras y Puigdemont. Hablar de sequía y de vivienda es al menos hablar de problemas reales de los españoles. Problemas cronificados, además.

Lo desesperante han decidido ocuparse de ellos precisamente a las puertas de la campaña, es decir, cuando se excitan los peores sentimientos posibles y así el recurso del Gobierno es un mezcla de demagogia y petardería electoral. Como se ha demostrado hoy en la sesión de control.

El oportunismo electoral está alcanzando su punto de ebullición en Doñana, alcanzando porque todavía quedan algunos hitos propagandísticos que atravesar. Algo debía de barruntarse ya el presidente de Andalucía Juanma Moreno cuando estaba con Alsina esta mañana en Más de Uno de Onda Cero.

Dicho y hecho, la Moncloa ya ha anunciado el viaje del presidente. Mañana mismo se presentará allí con todo el equipo de producciones Moncloa para grabarse con el gesto ceñudo y preocupadísimo por la situación del humedal más importante de Europa.

Hacer que llueva desde luego es algo que no está al alcance de ningún gobierno, pero hacer un aprovechamiento y reparto del agua sí es una responsabilidad de los gobiernos. Hay comprometidos trasvases con excedentes de agua que no se ejecutan y obras hídricas que permanecen en suspenso y toda la respuesta que se topan quienes reclaman el cumplimiento de los acuerdos es la retahíla ecologista de Teresa Ribera. El dogmatismo de esta ministra olvida que el ser humano es capaz de dominar el medio, no para destruirlo, sino para habitarlo y ese dogmatismo pone en peligro a otra especie que merece protección como es el agricultor. Que tiene que ganarse la vida. También el consumidor, que necesita de alimentos asequibles. Hoy Juanma Moreno ha aclarado en Más de Uno que por mucho que el Gobierno difunda la especie, si no hay agua los regadíos que se ha regularizado no se van a regar. Pero, pide que se ejecuten la obras pendientes y las inversiones hídricas porque alguna solución hay que darle a todas las familias que viven del campo.

La otra materia para la fricción ha sido la vivienda, donde ha causado cierta hilaridad la improvisación del Gobierno. Como su plan estrella de movilizar las viviendas del banco malo que ha sido rápidamente desmontado por los datos, había que buscar una solución. Los 50 mil activos tóxicos de la Sareb que el Gobierno iba a sacar al mercado, sólo nueve mil eran viviendas hoy habitables - otra cosa es que sean atractivas para alguien porque hasta ahora nadie las ha querido, si son activos tóxicos por algo será-. Antes este bochorno, Pedro Sánchez ha prometido arreglarlo a golpe de talonario público y Cuca Gamarra, la portavoz del Partido Popular, le ha contestado.

En realidad, las fuerzas parlamentarias estaban convocada al Congreso para hablar de Marruecos. Porque al fin, el presidente iba a explicar las razones del viraje vertiginoso de la política exterior española sobre el Sáhara. Pero, nada ha explicado, así que la pregunta ¿qué le debe este Gobierno a Marruecos? o, ¿a qué viene esta sumisión? Entre llamarle dictadura como dice Yolanda Díaz y lo de Sánchez hay termino intermedio marcado por la dignidad.