A más de uno le habrá dado un vuelco al corazón cuando entendió lo que el juez Hurtado estaba sugiriendo. Desde luego, el Fiscal General del Estado habrá tenido un sobresalto, porque si borró los mensajes de la cuenta de Gmail donde recibió la documentación confidencial del novio de Ayuso es porque quería eliminar el rastro de lo que había hecho con ella. Y parece que el juez la ha recuperado.
El juez del Supremo Ángel Hurtado que investiga la participación de Álvaro García Ortiz en una operación política para destruir a una adversaria del gobierno mediante la utilización de información confidencial de su pareja, ha abierto una pieza secreta tras recibir noticias de Irlanda. Él había enviado una comisión rogatoria para que Google enviara las comunicaciones destruidas por el fiscal general del Estado y en el auto que ha recibido la documentación y que ha de ser analizada textualmente dice: "documentación que se remite en carpeta zip, e información que, por lo tanto, es preciso sea analizada mediante el correspondiente informe pericial, como se apuntaba que debía ser objeto, en los referidos autos de 20 de enero y 6 de marzo de 2025, caso de que fuera exitosa, como parece haber sido, la comisión rogatoria librada".
Un paso. Esto acerca la resolución del caso. Es decir, que seguramente permita hallar la respuesta a la alarmante pregunta de si el Fiscal General del Estado se prestó a una operación para destruir a Díaz Ayuso mediante la utilización de información confidencial sobre su novio.
Estamos más cerca de esclarecer lo que ha ocurrido. Ahora bien, en el camino se ha retorcido ya de tal manera la institución de la Fiscalía General del Estado que su credibilidad ha quedado hecha trizas. Porque que Álvaro García Ortiz, imputado como está, no haya dimitido aún aboca a perversiones con la de ayer en que el Fiscal General del Estado ha nombrado mediante imposición al fiscal que fijará criterio sobre el delito por el que está siendo investigado.
La crónica judicial de hoy depara alguna sorpresa más, aunque sea una sorpresa poco sorprendente, si me permite la paradoja.
El Supremo ve indicios de delito en la participación de Isabel Pardo de Vera en la contratación de Jessica Rodríguez. Hay indicios de que la expresidenta de ADIF sabía de qué iba el enchufe. Entre otros un mensaje en el que Koldo le decía que o se encargaba del asunto de "la chica" o Jose (Ábalos) le iba a cortar los genitales (a él, a Koldo). O que para que la reconociera le enviaron una foto sugerente, en un salto de cama o en lencería.
Bueno, a pesar de que la auditoría de Óscar Puente no halló nada irregular, a pesar de que INECO envía unos partes de trabajo que ya todos, menos INECO, sabemos fraudulentos, los jueces continúan haciendo su trabajo. Y ya sabemos que Jessica no fue a trabajar jamás a la empresas públicas de las que cobraba cada mes, ni INECO ni TRAGSA, que consideraba un peñazo que le persiguieran pidiéndole explicaciones y ahora también se barrunta el juez que Isabel Pardo de Vera estaba al tanto de su colocación.
Ya ven también que Antonio Maíllo está muy enfadado y amenaza con que Izquierda Unida se vaya del Gobierno. Lo cierto es que él está siendo coherente, al contrario que Sánchez, que creía que podría engañar a todos sus socios y podría rentabilizar las salvas propagandísticas antiisraelíes y que luego nadie le iba a pedir cuentas.
Pedro Sánchez pretende eludir el Congreso de los Diputados, le hurtará la posibilidad de votar el plan más trascendental de su mandato, el que movilizará una partida milmillonaria. Lo hace, no tanto porque no tenga el apoyo de sus socios sino porque tendría el apoyo del PP y eso sí que no se lo puede permitir.
Pero el problema para el rearme de Sánchez no es el Congreso sino el Consejo de Ministros, porque lo que le está diciendo Izquierda Unida es que o retira el plan del índice o son ellos los que se retiran del Consejo. Izquierda Unida tiene una ministra. La de Juventud, llamada Sira Rego.
Luego está Sumar, que protesta la compra de material bélico a Israel. Esto es algo muy de Sánchez: disparar salvas propagandísticas y luego incumplir su propia promesa. Es que Sánchez se erigió en vanguardia antisionista cuando promocionó el reconocimiento del Estado Palestino y ahora adquiere balas a Israel. Como siempre se ha hecho, por otro lado. Si se venden barcos a Arabia Saudí, ¿por qué no se va a comprar armas a Israel?
Por cierto, ¿qué fue del Estado Palestino? Esa operación diplomática con la que Pedro Sánchez pretendía liderar a una vanguardia de países en pos de una solución forzosa de la crisis de Oriente Próximo. En realidad esto de Israel es solo una forma que tiene Sumar de construir el agravio, de darle un poco de vistosidad, porque lo que ocurre es que está en contra de que se incremente el gasto militar hasta el 2% del PIB. Y que siente la presión de Podemos, que les acusa de pagafantas del partido de la guerra.
Lo cierto es que Pedro Sánchez ha mentido a sus socios, pero no por hurtarles la posibilidad de votar algo tan trascendental en el Congreso. No se si recuerdan aquel episodio en el que el Gobierno salió desairado a desautorizar a Mark Rutte cuando dijo que España llegaría al 2% de gasto militar el 27 de marzo… Con qué formas le hicieron rectificar al bueno de Rutte… Pues ya ven, era él quien decía la verdad y el Gobierno quien mentía.
