Por mucho que se estire el argumentario, no se puede explicar que el PSOE haya asumido en un texto legal la reaccionaria visión de la inmigración de Junts para cederle una competencia crítica del Estado a Cataluña. Es tanto como prescribir dos tipos de moral política, la que opera en Cataluña, donde es perfectamente lícito señalar al inmigrante como un disolvente de la identidad y establecer la lengua como el factor decisivo de integración y la del resto de España, donde esa visión se considera ultra.
El colmo de esta contradicción lo vivimos esta mañana en Onda Cero, donde la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, acudía a Vox en cada respuesta para justificar su pacto con la derecha nativista de Puigdemont. Como no es fácil vender las bondades de esta cesión, el argumentario ha devenido en autoparodia. Se le preguntaba a la ministra por Junts y su reaccionaria concepción de la inmigración, y lo que acudía a su boca era Vox, Vox, Vox, franquismo, ultraderecha, Vox...
Hace falta mucha predisposición para tragarse semejante argumentario. Y de hecho se ha convertido en un ejercicio arriesgado sino aprecia en algo su crédito personal. Porque el Gobierno ya ha empezado a recular. Estas cosas siempre son embarazosas para quienes asumieron el argumentario a rajatabla, pero el Ejecutivo empieza a echar cuentas. Demasiadas deserciones como para que la ley prospere. Lo que ahora dice Moncloa es que el catalán no será un requisito para los inmigrantes y Junts dice que sí.
Jordi Turull es muy gráfico, más bien es geográfico: "Si en Zamora se pide el castellano, en Cervera, el catalán" ¿A quién deberíamos creer? ¿A quién dijo que jamás se delegarían las competencias de inmigración o a quienes desde el principio anunciaron que ocurriría? El Gobierno tiene un problema de credibilidad, es lo que ocurre cuando has dilapidado tu palabra y vas con el crédito exhausto. A todo esto, ¿de donde saca Turull que en Zamora se pide el castellano? ¿De verdad cree que a los ingleses en Nerja les piden hablar una palabra de español? Si es que esto es lo peor, que no es verdad… y es otro de los amargos tragos que apura el PSOE.
El principal problema del Gobierno no es geográfico sino aritmético. Ya no es solo Podemos quien se niega a que le vendan los hechos alternativos de la delegación de las competencias de inmigración. La dirección de Sumar se ha comportado hasta ahora muy dócilmente, pero Sumar es una suma de partidos y uno con un peso importante, ya ha dicho que no tiene la glotis para esta rueda de molino.
Críticas de los socios y al interno del PSOE
El partido valencianista Compromís dice que no puede asumir la visión de la inmigración de Carles Puigdemont y se descuelga de la mayoría necesaria para que prospere la proposición de ley. Escuchaban a uno de sus diputados, Alberto Ibáñez, que dice que la decisión está tomada y la respuesta es no. Otras formaciones son menos tajantes, pero han mostrado sus reticencias. Es el caso de Izquierda Unida, cuyo coordinador general Antonio Maíllo, ha tenido un pequeño lapsus con Miriam Nogueras.
Hay más deserciones, alguna dentro del propio partido socialista. El desmarque del único presidente autonómico con mayoría absoluta del PSOE casi se daba por descontada, pero quizás no que Emiliano García Page se expresará con tanta contundencia y amargura sobre la traición del PSOE a sus votantes.
Fíjense que aquí Page apunta a un hecho relevante. No solo el PSOE no acudió a las elecciones defendiendo la amnistía o la política migratoria de Junts. Es que defendía lo contrario. O sea, no es una adherencia al programa, es una impugnación. Y otra cuestión: con Puigdemont no han pactado un programa de gobierno, sino que cada votación obliga a una nueva cesión y, por tanto, a una nueva traición al programa, a las promesas y al ideario de los socialistas. De hecho, la cesión de las competencias de inmigración es el precio por un decreto anticrisis. Ni siquiera garantiza el voto de los Presupuestos… es más, la negociación por las Cuentas del Estado ni siquiera ha comenzado.
Un teletipo de Europa Press afirma: "Felipe González coincide con Page y defiende que las competencias de inmigración no son "ni transferibles ni delegables". Bueno… coincide con Page y hasta donde sabemos con el ministro del Interior Grande Marlaska. Esto decía Grande Marlaska en sede parlamentaria en septiembre del pasado año. Todavía no se ha retractado de estas declaraciones. Lleva unos días de baja por una oportuna infección bacteriana. No hay por qué dudar de que sea cierto, pero eso ha impedido preguntarle si mantiene esta declaración. Así que mientras que no se retracte ya son tres. Emiliano García Page, Felipe González y Fernando Grande Marlaska
Sánchez abre el debate de la defensa
Al fin, Pedro Sánchez se ha decidido a informar de la política de defensa de España a los grupos parlamentarios. Su desprecio a la vida parlamentaria es manifiesto, pero al menos ha anunciado una ronda de conversaciones. Con todos los partidos, excepto con Vox, dice, porque su posición ya está suficientemente clara.
Los líderes europeos abrazan la idea del rearme expuesta primero por la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen y después por Emmanuel Macron, presidente de Francia. Este con mayor eficacia disuasoria porque ha hablado incluso del potencial del arsenal nuclear del país. El abandono de Ucrania por parte de Estados Unidos es un hecho. El ejército ucraniano ha quedado a ciegas después de que la inteligencia estadounidense dejara de prestarle su ayuda. La situación es crítica, hoy en una cumbre extraordinaria en Bruselas, los Veintisiete debaten cómo acelerar y sufragar el gasto en defensa y mantener el respaldo a Ucrania mientras Orbán amenaza con boicotear la ayuda al país invadido por Rusia.
