Hoy Pedro Sánchez ha certificado su cordial discrepancia con Yolanda Díaz en lo que se refiere al incremento del gasto militar. Mañana Pedro Sánchez va a certificar su amarga, indeseable, lamentable y terrible coincidencia con el PP. Y en este disparate se resume una legislatura imposible.
Porque Pedro Sánchez insiste en marginar a los únicos con los que puede cumplir con el compromiso adquirido con sus socios para que España contribuya a un nuevo tiempo en que la Unión Europea ya no puede delegar su Defensa a Estados Unidos.
Pedro Sánchez aplicará el mismo sistema desde que ha empezado la legislatura. Es capaz de negociar con un prófugo algo tan delicado como la cesión de competencias de inmigración a cambio de su apoyo a un decreto cualquiera… pero es incapaz de la más mínima cortesía para no ahuyentar al PP en una política de Estado que compromete la posición de España en el mundo.
Tan irresponsable como eso. Una vez más, a Pedro Sánchez le han dejado solo sus socios, incluidos aquellos con los que comparte el gobierno, a la hora de cumplir con un compromiso. Y pretende que sea el PP el que le vuelva a salvar, pero no ya a cambio de nada, sino mediante el habitual chantaje político del "Ellos verán si quieren retratarse".
El País, que afirma que Pedro Sánchez ha remitido una carta a Alberto Núñez Feijóo de cara a preparar la reunión del jueves, la respuesta es que no, no ha llegado carta alguna al presidente del PP.
Lo que sí ha llegado es un wasap de Diego Rubio a la jefa de gabinete del presidente, Marta Varela, en el que se confirma que no habrá ningún informe que permita llegar a ese encuentro con más información con la que afrontar los treinta minutos que Pedro Sánchez concede a Alberto Núñez Feijóo para hablar del momento geopolítico que vive Europa y de la nueva realidad del conflicto armado en Ucrania.
El Gobierno se limita a enunciar los temas que pretenden abordar (los cuales ya imaginábamos), pero ni han trasladado información complementaria ni han avanzado los planes de Pedro Sánchez.
Cuando se trata de gasto en defensa, de entrega de armamento, del posible despliegue de soldados españoles, o de abordar un nuevo orden mundial, la interacción entre Gobierno y oposición debe partir de un respeto que no se desprende del proceder de Moncloa.
Les vamos a resumir la situación. En primer lugar, cómo ha comparecido la realidad. Ya saben que Pedro Sánchez tiene un empeño muy particular en que sea la deuda comunitaria la que soporte el incremento de gasto en defensa, pero esa no parece que sea la intención de la Comisión Europea. De hecho, Úrsula Von der Leyen ya ha confirmado que serán los Estados a través de sus Presupuestos lo que sufraguen el descomunal incremento en seguridad necesario para el rearme de Europa.
La presidenta de la Comisión Europea ha sabido expresarlo de manera más lírica si se prefiere, con una de esas frases destinadas a marcar un nuevo tiempo. Estas frases que piden mármol. El tiempo de las ilusiones ha terminado
Esta es una grave complicación para España donde se da una legislatura sin atributos, con un gobierno incapaz de sacar adelante sin grandes sacrificios cualquier disposición mínima, como para enfrentarse al descomunal desafío de incrementar como nadie su gasto militar hasta el 2% o hasta el 3%, que es lo que reclama la Unión Europea.
Por eso, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, no se atreve a aportar una cifra. Sencillamente porque la desconoce. No sabe siquiera si se va a presentar una ley de Presupuestos… como para responder a cuánto ascenderá la partida destinada a Defensa.
Y en este contexto se ha celebrado eso que de una forma pomposamente ridícula han dado en llamar cumbre entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz (cónclave vallhala)
Lo que Sánchez habrá podido constatar en esa reunión es que su socio de coalición ya no existe, es una supernova, cuyo brillo nos llega del pasado… Más bien lo que ha ocurrido con sumar es que se rompió en pedazos, en los 18 pedazos que lo componen… partidos con intereses propios, la mayoría regionales y que despliegan una agenda propia sin ningún tipo de vínculo con la plataforma en la que concurrieron juntos a las pasadas generales.
No parece que Pisarello esté demasiado de acuerdo con el rearme. Gerardo Pisarello es de los comunes. Águeda Micó ya avisó de que no apoyaría la cesión de la política de inmigración a Cataluña y ahora avisa al gobierno de que tiene unos socios y que esos socios no tiene por qué compartir lo que el PSOE considera compromisos de Estado.
Y aún falta Izquierda Unida, que está dispuesta a hacer un despliegue vintage contra la guerra. No contra Putin, que fue quien la desató, sino contra quien ha decidido rearmarse porque se siente con mucha razón amenazado. Pero se puede dar el dislate de que un partido del gobierno partícipe en manifestaciones contra una política del gobierno. Aunque quizás no sea tan novedoso… ¿Se acuerdan de cuando Ione Belarra llamó partidos de la guerra a entre otros, su entonces socio de coalición, el PSOE?
Lo que es preocupante es que Pedro Sánchez considere que el PP solo merece ostracismo y marginacióncuando son los únicos con los que va a poder aprobar las políticas de Estado. Esta es una constante desde que comenzó la legislatura. Con sus socios no puede contar para nada, esta es una mayoría imposible, una legislatura sin atributos, un despropósito, pero puede más el sectarismo que el pragmatismo y Sánchez prefiere prolongar su batalla contra la realidad.
Carlos Mazón no va a declarar voluntariamente ante la juez, ni se siente interpelado por los hechos descritos en el auto por el que llamó a declarar como investigada a Salomé Pradas. El PP también descarta pedir la dimisión de Mazón y aclara que el auto de la juez "no ha cambiado nada".
De manera que por el momento el umbral de la responsabilidad por las posibles negligencias descritas en el auto de la juez se sitúa en la exconsellera de Emergencias.
Algo relevante: lo que puede salvar a Mazón es precisamente su dilación en acudir al CECOPI porque solo se le podría atribuir la responsabilidad si se demuestra que intervino de alguna manera en la toma de decisiones del comité de emergencias. En su ausencia el mando único recae sobre la consellera de Interior… de ahí que presumiera de haber llegado tan tarde.
