ENTREVISTA EN LA BRÚJULA

El difícil momento de una madre ucraniana explicando la situación del país a sus hijos: "¿Somos enemigos por hablar ruso?"

Liudmyla Dilenko, ciudadana ucraniana, nos explica en 'La brújula' cómo está siendo vivir una guerra desde dentro

ondacero.es

Madrid | 04.03.2022 23:16

Liudmyla Dilenko es una ucraniana que vivía en Odessa antes de que Rusia invadiera Ucrania hace una semana. Ahora se ha ido a otro lugar del país para refugiarse de los ataques del ejercito ruso. "Cuando escuchamos que se produjeron las primeras explosiones, decidimos marcharnos al oeste", afirma. Liudmyla cree que "al estar en el oeste, muy cerca de Rumanía, estaremos más tranquilos y esperamos que no se atrevan a hacer nada al estar cerca de la Unión Europea".

A pesar de que ella y su familia han marchado de la ciudad donde viven, Odessa, allí sigue su familia. Liudmyla explica que habla con ellos diariamente y se comunican para conocer su situación, algo que le provoca angustia porque escucha de fondo las explosiones en la zona sur del país.

Mi hija me pregunta si nosotros somos enemigos por hablar ruso

Vladimir Putin se refería a los ucranianos como hermanos, declaraciones que provocan rechazo a Luidmyla afirmando que "ellos han destruido el orgullo de nuestros abuelos que lucharon juntos en la II Guerra Mundial". Y añade que "a partir de ahora no somos hermanos ni somos nada".

Esta situación pone en una difícil tesitura a Luidmyla cuando intenta explica a su hija pequeña, de 3 años, el motivo del conflicto que ha provocado Rusia. Incluso la explicación se hace más difícil cuando toda su familia habla el mismo idioma que Putin. "Les digo a mis hijos que Rusia nos quiere quitar nuestra tierra y mi hija me pregunta si nosotros también somos enemigos por hablar ruso".

La unidad, clave de la resistencia del pueblo ucraniano

Esta ciudadana ucraniana habla de la unidad de su pueblo como fortaleza de resistencia ante el "presidente loco" de Rusia. Explica que existen pocas posibilidades de alistarse a la resistencia ciudadana por la cantidad de voluntarios que están dispuestos.

Liudmyla cuenta que "esto lo llevan viviendo 8 años" y conocen muy bien la propaganda con la que funciona Rusia. Por ello, su batalla como profesora es contar lo que está sucediendo con traducciones e interpretaciones para evitar la desinformación del país ruso. Incluso, su marido, ingeniero informático lucha desde el ordenador contra el sistema del país vecino.