LAS CLAVES DE LA BRÚJULA

Bajamos al archivo: A vueltas con la mili

La periodista Marta García Bruno estrena sección en 'La Brújula' y en su primera entrega ha hecho una radiografía de lo que fue el año 89 y la campaña electoral marcada por eliminación del servicio militar obligatorio.

ondacero.es

Madrid |

La periodista Marta García Bruno ha abierto la puerta de la hemeroteca para desempolvar los periódicos y encontrar fragmentos de la historia que conectan con nuestro presente. En su búsqueda ha encontrado un detalle curioso que conecta con un debate que hoy Europa mantiene desplegado sobre la mesa: el servicio militar obligatorio, 'la mili'.

Qué lejanas suenan aquellas melodías de un ambiente del que quizás te hubiera gustado formar parte: los quintos, de los que solo quedan el rastro de esas pintadas icónicas en los pueblos de España, recuerdos y anécdotas que ya solo nuestros padres nos pueden relatar.

En 1989, año electoral, el debate sobre el servicio militar obligatorio cala tímidamente. Situémonos en el tiempo. Los jóvenes españoles tienen asumido que llegada la mayoría de edad deben alistarse en la mili. Y si viajamos a la mentalidad de entonces, con resignación, pero orgullosos, los chicos les contaban a sus novias como era el día a día de los toques de corneta.

Como alega el estribillo de The Cure, "los hombres no lloran", pero claro, España en ese momento cabalgaba entre la tradición y la modernidad. Lo que le importa ahora mismo al español es vivir en un estado de bienestar social y económicamente próspero y al joven le interesa vivir la vida que un chaval de 18 años debe tener.

El tema del servicio militar obligatorio se convirtió en uno de los 'claims' de aquella cita electoral debido al voto joven. Los pasillos de la Universidad ya no eran esos espacios donde los jóvenes activistas de la Transición luchaban por una España mejor. En los periódicos se podían leer titulares que alertaban a los partidos: apatía juvenil. Había que incentivar el voto de alguna manera más adecuada a los nuevos tiempos, porque en las encuestas del 89 daban una abstención en los jóvenes de más del 50%.

Los periodistas de aquella época salieron a la calle para preguntarles por sus inquietudes, y la duración del servicio militar ocupaba la 'pole position' entre los asuntos electorales, objeto de comentario entre los más jóvenes.

Confesaban que "eso de la mili" les preocupaba más que las propuestas de reforma universitaria que entonces también eran noticia o la FP. En 'Diario 16' se podía leer el mensaje que dos jóvenes madrileños de 17 años dejaban en el contestador automático del periódico. Tremendo revés a los partidos: uno de ellos los acusa de cobardes que hacen demagogia porque no saben cómo se hace eso de reducir el servicio obligatorio y, el otro, que vayan las chicas y así será más corta.

En aquellas elecciones la mili se convierte en moneda electoral, a la caza del voto: "¡La mili en rebajas!", publicaba Diario 16; "La mili a subasta" dedicaba ABC este titular en un reportaje completo a 15 días de las elecciones.

Aquí el más gallardo fue Adolfo Suárez, que levantó la liebre al proponer en 1986 una reducción del Servicio Militar Obligatorio. Entonces fue objeto de muchas críticas. Es curioso que los mismos que entonces las vertieron contra él convirtieran el asunto en central de la campaña.

  • Partido Popular: De 12 a 8 meses y una propuesta de Nuevas Generaciones de crear un ejército voluntario. Aquí se produce un choque con el presidente del Partido. Manuel Fraga opina que será caro y que España tendrá un “ejército de mercenarios”
  • PSOE: apuesta por 9 meses
  • CDS: 3 meses. Anuncio en el periódico a toda página: El futuro está en un ejército voluntario, profesional y bien remunerado. En campaña lanza el siguiente mensaje: “A lo mejor el PSOE tenía todavía fantasías imperiales”

¿Y qué decían los militares a todo esto? Que no había mucho estudio previo por parte de los partidos, y críticas porque tremenda reducción entonces significaba cambiar la asentada mentalidad del servicio militar de 200 años de historia.

Pero, por otro lado, a la institución profesional no le hacía gracia que llegaran soldados inexpertos con pocas ganas de estar ahí. Atención, aparece una entrevista publicada por Interviú titulada: "Todos contra la mili", en la que el coronel Martínez Inglés asegura que "no tenemos un ejército de soldados, sino de reclutas", que por cierto acaba con un expediente gubernamental por falta grave de indisciplina.

Pero no parecía ser el único que lo pensaba. Fuentes militares consultadas por ABC manifestaron que un ejército debe componerse de soldados perfectamente entrenados, y no por un ejército que cree que la mili es una pérdida del tiempo y que van a disgusto, que les llegan muchachos jóvenes, inmaduros y que no saben utilizan los sistemas de armamentos y equipos.

Entre tanta noticia se podía un anuncio casi a toda página en el que el Ministerio de Defensa recuerda, con letras grandes: "Si tienes 17 años debes inscribirte en tu Ayuntamiento para el Servicio Militar". Y le acompaña un dibujo en el que los jóvenes, felices y contentos, esperan a medir su altura ¿Por qué? Si medías menos de 1’60 no podías hacer la mili que lo mismo.

Alguno que otro por primera vez se alegraba de ser bajito. Y alguno hasta hacía trampas para medir menos como encoger la espalda, incluso, esto es historia de la mili de abuelo. Los había que decían que comer menos un poco antes te ayudaba a "comprimirte" y parecer más bajito.

A los que se quejaban, objetores de conciencia..., lanza este joven del último reemplazo del servicio este mensaje. ¿Qué pasa después del 89? El claim electoral se quedó de momento en eso. Poco a poco el PSOE fue reduciendo los meses, pero habría que esperar hasta el 2001, cuando El PP de José María Aznar elimina el servicio militar obligatorio e impulsa un modelo de ejército profesional. 24 años después (no ha pasado tanto) el anuncio del aumento de presupuesto en Defensa nos devuelve este episodio de nuestra historia, aunque ningún partido, eso sí, lo ha incorporado a sus propuestas electorales.