Madrid |
Estáis en plena forma, pensionistas. Habéis sido como peregrinos que no veníais a Madrid ganar ninguna medalla ni ninguna indulgencia, que Madrid lo concede todo, menos indulgencias. Habéis pisado el asfalto de la carretera y habéis dormido en pabellones deportivos. Habéis vivido del bocadillo. Os habéis hecho ampollas en los pies y he visto al que se rompió la suela de sus zapatillas. Ayer, al encontraros en la Puerta del Sol y hoy, al concentraros ante el Congreso, pudisteis decir: “misión cumplida”.
No vinisteis a representaros a vosotros mismos, sino a nueve millones de jubilados y a un número indefinido, sabe Dios cuántos, de futuros pensionistas. Reclamáis pensiones dignas, pero reclamáis también que el sistema público sobreviva a las crisis que puedan venir y sea viable para vuestros hijos. Dejasteis una carta a los Reyes Magos para que las pensiones mínimas se igualen al salario mínimo. Y nos habéis dado información muy doliente. Por ejemplo, la triste estadística de que una de cada cuatro mujeres mayores de 65 años vive en el umbral de la pobreza. O que un millón no cobra ningún subsidio.
O que otro millón de mujeres que pueden ser nuestras madres cobran menos de 500 euros al mes. Como pequeña crítica, creo que habéis sido injustos con el presidente del gobierno, que no merece que le llaméis mentiroso ni le acuséis de postureo, porque este año cumplió su compromiso de subir las pensiones igual que el IPC y está comprometido a hacer lo mismo el año que viene. Perdonadme esta anotación, pero creo que debo hacerla. Y una vez hecha, os doy las gracias por el esfuerzo. Os felicito por vuestro estado físico. Desde la salida de Rota y de Bilbao hasta llegar al Congreso, os habéis multiplicado por 500. Y os habéis hecho representantes de todos, porque todos seremos algún día pensionistas.