La carta de Ónega a la España de los ERTE: "Sois una especie difícil de clasificar"
Hoy, con tu venia y con la venia del señor presidente del gobierno, gran protagonista de la jornada, dirijo mi carta a la España de los ERTEs, de los expedientes de regulación temporal de empleo.
Dicen que en esa España están hoy unos tres o cuatro millones de ciudadanos. La Encuesta de Población Activa solo recoge, por fuerza, los ERTE de las dos últimas semanas de marzo, que fue cuando entró en vigor el estado de alarma.
Y aún así, en la España de los ERTE ya había 563.000 habitantes. Sois una especie difícil de clasificar. Por una parte, no sois técnicamente parados, aunque estéis sin trabajar. Por otra, muchos de vosotros tenéis la duda de si volveréis a trabajar, al menos en la misma empresa, porque se dice que muchas se hundirán en el océano de la pandemia.
Pero durante unas semanas, quizá unos meses, vivís del subsidio del Estado, porque la denostada reforma laboral de Rajoy tuvo la previsión de crear esa figura del ERTE. La izquierda no lo entendió entonces, Rajoy le dijo aquello de “se comerán ustedes sus palabras con patatas”, y hoy el ERTE es la salvación de muchos; desde luego, de los primeros 693.000 hombres y mujeres que descubrió la EPA.
¿Sabéis una cosa? Que vuestro número no lo debiera decir una encuesta, aunque sea tan seria como la de Población Activa. Vuestro número se nos debió haber comunicado cada noche por el Servicio Público de Empleo, como un parte de víctimas colaterales de esa guerra de la que tanto nos habló Pedro Sánchez en sus discursos.
Deberíamos haber conocido cada noche cuántos entrabais en la lista, para poder tocar la realidad de España. Creo que no lo han querido decir para no aterrorizarnos. No hay sociedad ni país que pueda soportar 10.000 parados diarios y 50.000 personas que entran en la incertidumbre del desempleo temporal.
Este escribidor os saluda. Más que nada, para celebrar con vosotros que la existencia de la figura de los ERTE os da tranquilidad. Lo terrible sería que no existiera. Y para desearos a todos que sean ERTEs cortos. Que, como muy tarde, y siguiendo el calendario del gobierno, a finales de junio estéis estrenando también la nueva normalidad. Es decir, que toméis estas fechas como una transición.