Los productos están programados para caducar

Benito Muros ‘La obsolescencia programada existe por ley’

Benito Muros, fundador de la ONG contra la obsolescencia programada, es el inventor de la bombilla que no se apaga. Le preguntamos acerca de su movimiento SOP.

ondacero.es

Madrid | 26.04.2012 17:47

Benito Muros
Benito Muros | Carlos Cano

Benito Muros es el fundador de la ONG contra la obsolescencia programa y del Movimiento SOP (Sin Obsolescencia Programada); han diseñado una bombilla que no se apaga, es más, no se fundirá nunca. Cuenta que las bombillas que hay ahora en el mercado están programadas para caducar en setecientas u ochocientas horas.

Su idea ha sido la de crear una línea de iluminación con tecnología LED, ya que la bombilla fue el primer elemento al que los fabricantes dieron la obsolescencia programa. La historia de crear caducidad en los productos se empezó a dar en la Revolución Industrial; en este momento los bancos dieron a los empresarios la oportunidad de dejarles dinero para que produjesen más y, al hacerlo, la calidad era menor y se estaba limitando la vida del producto. Una bombilla se programa para que se estropee calculando el grosor del filamento y haciéndolo menor, añadiendo un gas tóxico, etc. Esto no ocurre sólo en las bombillas sino que también se da en otros electrodomésticos como los frigoríficos o lavadoras.

Benito Muros ha sido amenazado por crear este producto; le han ofrecido dinero, le han amenazado y le han intentado desacreditar en Internet. Como respuesta dice que él ha querido crear algo bueno para la gente con una durabilidad de por vida y que no va a caer en estas amenazas.

Si el consumo de nuestra sociedad se basa en la obsolescencia y pasamos a productos sin fecha de caducidad, habrá que cambiar el modo de producción. Benito cuenta que existe un problema en la sociedad actual y su modelo económico y ellos, con el movimiento SOP, intentan cambiarlo. El primer producto fabricado para no caducar fueron las medias, que eran de nylon, pero cambiaron sus materiales para que se rompiesen ‘con sólo mirarlas’.

Si no hubiese obsolescencia las fábricas podrían volver a Europa, las fábricas se dedicarían a las reparaciones, se podrían llevar las de segunda mano al Tercer Mundo… Luchar contra la obsolescencia es un negocio, ya que todos los hogares tienen unas cuarenta bombillas, y lo que quieren es llegar a los países menos favorecidos con su ONG.