Los hechos ocurrieron el 25 de febrero, un militar vestido de paisano que acababa de aterrizar en el aeropuerto de Gran Canaria se montó en un taxi y pidió que le llevaran a la base aérea de Gando. Cuando llegaron a la puerta el conductor se paró y le pidió al cliente que se bajara. Ante la petición del cliente de que accediera al recinto de la base, el taxista se negó indicándole que él era objetor de conciencia.
Carmelo Martel, presidente de la sociedad cooperativa de apuntadores del Aeropuerto de Gran Canaria, que coordinan y distribuyen los servicios de taxi, explica a Onda Cero que el taxista fue amable, le devolvió al aeropuerto, no le cobró la carrera y al cliente se le facilitó otro coche, pero remitieron el caso al Ayuntamiento que es quien tiene que tomar cartas en el asunto.
El concejal de Transportes del Ayuntamiento de Telde, Juan Martel, señala que el taxi es un servicio público y que en este caso no cabe la objeción de conciencia. Por esta actitud el taxista podría enfrentarse a una sanción administrativa y a una suspensión de servicios en el aeropuerto.