Los máximos Responsables del Palau de la Música Catalana han sido condenados a un año por el expolio al que sometieron a esta institución; por otro lado el exconsejero valenciano, Ricardo Blasco, ha sido condenado a ocho años de cárcel y veinte de inhabilitación por su participación en el caso Cooperación, una trama organizada para desviar fondos destinados a las zonas más pobres del Planeta. A partir de estas dos sentencias, en el Gabinete, reflexionamos sobre la relación, la diferencia y la distancia que hay entre las condenas penales de los corruptos, y las condenas políticas, sociales, económicas, morales que se les añaden. ¿Cómo gestionamos en España el fenómeno de la corrupción política? ¿Cuál es el coste moral y social de esa gestión?
Pilar Rahola, opina que "más allá de la baja condena en el caso del hotel, me ha dejado muy sorprendida la absolución de la parte política de este escándalo, porque si Millet y Montull, con penas demasiado bajas, se les condena por tráfico de influencias, tiene que haber en el otro lado que ha permitido dicho tráfico. Uno no puede hacer negocio con comisiones con un hotel si previamente el ayuntamiento no le recalifica ese terreno que iba para otras funciones. Por eso no entiendo porque la parte política queda absuelta".
El General Monzón no entiende que “estos puercos que se han quedado con dinero de hospitales, de potabilizadores de agua, y la gente se muestre satisfecha por una condena de ocho años… yo le hubiera sentenciado a ochocientos. Los niveles de corrupción poco perseguidos son consecuencia del excesivo garantizo de nuestra democracia de la presunción de inocencia. Tenemos una responsabilidad penal barata e insuficiente y poco proporcionada.
Lucía Etxebarría apunta que “somos uno de los cinco países más corruptos del mundo por varias razones. Una democracia sin una decisión de poderes no es democracia, un Consejo General del Poder Judicial elegido a dedo es una locura. Si te toca un juez no es lo mismo si te toca otro. La Ley del suelo, cada cual puede recalificar el terreno cuando le dé la gana, y esto no se verifica y no se pone coto donde se recalifica, pues lo estamos poniendo muy fácil. Y por último, ¿cómo puede prescribir un delito de corrupción tan rápidamente? Si yo mañana le debo la hipoteca a mi banco, va a ir a por mí y ya no sólo me quita la casa, no voy poder comprar un coche en la vida, no voy a poder comprar nada y van a perseguirme toda la vida.