Ante esta situación se han desatado todo tipo de reacciones, la más virulenta ha sido la del Gobierno catalán que ha amenazado, incluso, con llevar la Ley al Tribunal Constitucional por invasión de competencia.
Las patronales del pequeño comercio creen que la medida va a provocar un gran desequilibrio entre los pequeños y grandes comerciantes y que esto va a perjudicar a los consumidores, puesto que, cuando las grandes superficies controlen el mercado van a poder decidir los precios.
Los comerciantes catalanes aseguran que el gasto de abrir los comercios los festivos no compensaría los beneficios y los madrileños no tienen mucha fe en que la liberalización de horarios ayude a activar la economía.
Antonio Naranjo afirma que "con las cifras en la mano se demuestra que la libertad de horarios es positiva, como se demuestra comparando los datos de Madrid y Cataluña meses atrás"
Lucía Etxebarría opina que "si impones la ley del libre comercio se deja abierta la puerta a las grandes superficies o a 'chinos' y 'pakistanís' y han desparecido los pequeños comercios porque no pueden competir".
El General Monzón está a favor de la liberalización de horario comercial ya que "cada uno se supone que debe saber, mejor que nadie, que horario es el mejor para sus intereses"