Iwasaki explica que cuando él era asesor político no se hacía para ganar dinero y asegura que la función correcta del consultor es complementar las carencias del cargo político y tiene que ser asignado por el Estado.
Casanova comenta que la complejidad de la política hace que los asesores sean necesarios a niveles estatales, el problema radica cuando se quiere trasladar a políticas más locales, que se tiende al familiarismo y amiguismo.
Etxebarría afirma que el problema español con los asesores son los cargos de libre designación y pone de ejemplo a Tania Sánchez, que comenzó como asesora de libre designación en el partido en el equipo en el que estaba su padre.