Aunque el fallo del tribunal ha reducido a la mitad las penas pedidas por el fiscal, José Antonio Roca, el gran padrino y corruptor, nacido en las ubres de Jesús Gil, ha sido condenado a 11 años de cárcel y multa de 240 millones de euros.
El escándalo se destapó hace ya 7 años y fue la primera vez en nuestro país que se puso bajo sospecha a políticos e intermediarios que se enriquecían con suculentos sobornos. El tribunal considera probado que las licencias urbanísticas las concedía José Antonio Roca, según su interés y a cambio de sobres con dinero que luego se repartían los concejales o alcaldes.
La justicia es lenta pero a veces llega. Han pasado 7 años. Tal vez, dentro de otros 7 tendremos ocasión de ver castigados a aquellos que hoy niegan como pueden evidencias claras de grave corrupción.