El crimen organizado mueve siete veces más dinero que la suma de las aportaciones de todos los países a la cooperación internacional. Alerta lanzada por Naciones Unidas que incluso pone cifra al volumen de negocio que generan las organizaciones criminales a nivel global: 870.000 millones de dólares cada año.Por ello, la ONU lanza una campaña internacional de sensibilización que pretende concienciar a la sociedad, estados, dirigentes políticos y legisladores ante una “amenaza para la paz, la seguridad humana y la prosperidad”.El negocio más lucrativo y visible es el de las drogas y las armas: 320 mil millones de dólares anuales. Otros jugosos delitos para el crimen organizado detectados por Naciones Unidas tienen que ver con la falsificación de productos, que factura 250 mil millones de dólares cada año, y una amplia variedad de delitos medioambientales.

Trata de personas y esclavitud en el siglo XXI

No genera tanto volumen de negocio pero, para las organizaciones de criminales, la trata de personas es otra de las actividades a las que más dedican su actividad ilegal. Encuentran en ella mucho más beneficio que los alrededor de 36 mil millones de dólares anuales. La ONU estima que, cada año, casi dos millones y medio de personas son víctimas de esta modalidad de esclavitud en pleno siglo XXI. La mayoría son mujeres y, casi siempre, para fines sexuales.Según Antonio Rivas, coordinador de estudios y formación de ‘Proyecto Esperanza’, desde su organización (que persigue la trata de personas y ampara a las víctimas de este tipo de crímenes) detectan cada año a más de un centenar de mujeres en nuestro país. Atienden en torno a 80 de ellas pero, las propias víctimas, les dan a conocer la existencia de muchas más mujeres en la misma situación. Tanto es así que el número de víctimas de trata de personas en nuestro país, estima, rondaría el millar. Rivas asegura que “la trata de personas se acerca peligrosamente hacia nuestros vecinos de derechos” y que “la esclavitud sigue llamando a nuestra puerta sin que le prestemos demasiado caso”. Critica, por ello, la “invisibilidad” de esta problemática a ojos de la sociedad y de los propios países.