La Fundación Oso de Asturias ha comunicado este jueves la muerte de Paca, la osa parda cantábrica que fue rescatada junto a su hermana Tola en 1989, y que es un símbolo de la lucha por la preservación de la especie. El animal ha fallecido a la edad de 36 años después de que se le haya aplicado la eutanasia para evitar un mayor sufrimiento del animal. Dicha acción había sido aprobada por la Consejería de Medio Rural y Política Agraria después de que en el último informe veterinario se reflejase que el animal "presentaba una dificultad motora creciente, con diagnóstico presuntivo de artrosis".
Asimismo, la organización que la cuidaba en el cercado de Santo Adriano ha especificado que en los últimos años había recibido distintos tratamientos pautados por el servicio veterinario para tratar de paliar sus problemas de salud. En los últimos días, su estado empeoró y comenzó a presentar una "aparente incapacidad de movimiento, inapetencia y anorexia". Por esta razón, sus veterinarios concluyeron en el último parte médico que "la situación actual no es compatible con una calidad de vida aceptable" para la osa, quien había superado por 16 años la esperanza de vida de esta especie.
El Principado lamenta la pérdida de uno de sus iconos
El consejero de Medio Rural y Política Agraria del Gobierno asturiano, Marcelino Marcos, ha calificado esta jornada como "un día triste" debido a la pérdida de "un símbolo para Asturias". Asimismo, ha justificado la decisión de autorizar la eutanasia, puesto que la osa "estaba en una situación que no tenía marcha atrás, con una artrosis avanzada y un nivel casi de anemia".
Por otra parte, el consejero ha señalado que la decisión de introducir un nuevo ejemplar de oso pardo en el recinto atenderá a criterios de expertos, veterinarios y científicos. Cabe recordar que actualmente en el cercado de Santo Adriano tan solo se encuentra alojado un oso, Molina.
Símbolo de la lucha por la recuperación de la especie en Asturias
Las hermanas Tola (2018) y Paca fueron rescatadas en 1989 después de que un cazador furtivo matase a su madre. Después de un corto periplo en Vic (Cataluña) y Hosquillo (Cuenca), regresaron al Principado en 1996. En ese momento y ante la imposibilidad de que sobreviviesen en libertad, la Fundación Oso de Asturias se hizo cargo de su cuidado.
Durante estos años, las dos hermanas se han erigido como un símbolo de la subsistencia del oso pardo cantábrico. Tal es la huella que han dejado que se ha llegado incluso a poner en marcha un plan para la recuperación de la especie, la cual sigue en peligro de extinción.