Este domingo, cerca de 13 millones y medio de ecuatorianos acudirán a votar, mientras prosigue el estado de excepción proclamado por el gobierno del presidente saliente, Guillermo Lasso. Desde que el candidato presidencial Francisco Villavicencio fuese asesinado el pasado día 9 de agosto, las Fuerzas Armadas se han desplegado para apoyar a la policía ecuatoriana en su cruzada por preservar la normalidad en unos comicios que, a inicios de año, ningún ecuatoriano esperaba.
El proyecto neoliberal de Guillermo Lasso, que hace dos años vino a reemplazar al "correísmo" de Lenin Moreno, llegó a su fin cuando el presidente decidió convocar elecciones anticipadas el pasado junio, para escapar del cerco que la Asamblea Nacional estaba extendiendo en torno al presidente, líder del partido Movimiento CREO. La cláusula de "muerte mutua" - que supone la disolución del parlamento ecuatoriano y la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas- ha sido la herramienta empleada por el exbanquero para evitar el proceso de destitución presidencial que parecía estar gestándose entre los miembros de la Asamblea.
Ascenso y caída de Guillermo Lasso
El partido de Lasso era minoritario en la Asamblea Nacional, y cualquier cambio en el equilibrio de poder podía impulsar un proceso de destitución del Presidente, contemplado en la ley ecuatoriana.
Aunque Lasso ya estaba salpicado por varios escándalos relacionados con la malversación de fondos y con tratos de favor a diferentes petroleras, los resultados del espacio político de Lasso en las elecciones locales del pasado mes de febrero ya mostraban un desgaste del político conservador. El líder tuvo que afrontar una pandemia y la agitación en las calles de las principales ciudades ecuatorianas, que llegó a su culmen con las tensas manifestaciones protagonizadas por los grupos indígenas.
Guillermo Lasso, expresidente ejecutivo del Banco Guayaquil, accedió a la presidencia en 2021 aupado por su perfil de experimentado gestor económico, dispuesto a combatir el populismo y a realizar una política de contención fiscal; dos años después, Lasso se retira de la primera línea política, pues ni él - ni ningún otro candidato del Movimiento CREO - ha presentado candidatura para gobernar un país marcado por una marcada crisis de seguridad, que copa la agenda política de los diferentes candidatos.
El regreso del "correísmo"
Luisa González, del partido Revolución Ciudadana, es la favorita para alcanzar el Palacio del Carondelet. De cumplirse los pronósticos reflejados en la mayoría de las encuestas - que otorgan a González el 30% de los votos-, la izquierda volvería a gobernar en Ecuador, y el partido que en su día encabezaron Rafael Correa o Lenin Moreno estaría a las riendas en la gestión del país. González es abogada y ejerció como diputada y secretaria de la Administración Pública en Ecuador en 2017. La totalidad de encuestadoras (Telcodata, Tracking, Click Report) otorgan la victoria de esta candidata.
Como informa France 24, la candidata defiende un "progresismo basado en la justicia social" - aunque se opone a la legalización del aborto- y la finalización del proyecto Refinería del Pacífico, impulsado por líderes como Correa o Hugo Chávez en 2008, pero nunca finalizado.
Quizá a la derecha de González no se encuentre el Movimiento CREO, de carácter neoliberal, pero el correísmo se enfrenta a dos rivales más escorados hacia la derecha: Otto Sonnenholzner, quien fuera fugazmente vicepresidente de Lenin Moreno, presenta un perfil centrista en su candidatura "Actuemos", muy centrada en reforzar la seguridad en Ecuador. El candidato, que es un conocido locutor de radio, apuesta por un plan de seguridad ambicioso, por constituir una Unidad Antiextorsión y por reforzar el control de las fronteras en el país. Las encuestas le otorgan el tercer o el cuarto puesto.
Énfasis en la seguridad
Si la seguridad tiene un gran peso en el programa de Sonnenholzner, la lucha contra la mafia y la criminalidad supone casi la totalidad del programa del conocido como "Rambo Ecuatoriano": Jan Topic, exsoldado de la Legión Extranjera Francesa, quiere aplicar "mano dura" contra el narcotráfico y, al igual que el presidente salvadoreño Nayib Bukele, aboga por el endurecimiento de penas a los criminales y una inversión mayor en seguridad.
Topic, al frente de la coalición "Por un país sin miedo" también se encontraría entre el tercer o cuarto puesto en las encuestas ecuatorianas.
El único candidato indígena a la presidencia es Yaku Pérez, de origen quechua, un abogado y activista que fue cuatro veces encerrado por sus reivindicaciones durante el gobierno de Lenin Moreno. Pérez se presenta como una alternativa "ecosocial" enfocada en el cuidado de la naturaleza, la inversión social y la lucha contra la evasión fiscal. Algunas encuestas le otorgan el tercer e incluso el segundo puesto en las elecciones.
El sucesor de Villavicencio
El último candidato en incorporarse a la carrera presidencial ha sido Christian Zurita, aunque seguro que el periodista preferiría no haber asumido esta responsabilidad: Zurita sustituye a Villavicencio en la carrera presidencial, después de que el político fuese asesinado durante un mitin en Quito el pasado día 9 de agosto; el atentado, presuntamente perpetrado por sicarios de origen colombiano, aún está siendo investigado, si bien provocó la proclamación del estado de excepción que tendrá vigencia en el país durante los próximos 60 días.
El partido de Zurita, Movimiento Construye, se mueve en un espacio ideológico indeterminado, que va desde el centro-izquierda al centro derecha. Zurita, que al igual que Villavicencio ha ejercido como periodista de investigación, afirma encontrarse tan amenazado como su amigo, pues explica que también conoce gran cantidad de datos que conectan la corrupción política con el narcotráfico.
Al publicarse la última encuesta permitida un día antes del asesinato de Villavicencio, el nombre Zurita no figura en las encuestas, aunque Villavicencio obtenía un resultado muy dispar, dependiendo de la encuestadora. La agencia Cedatos le llegaba a conceder el segundo puesto, con un 12,5% de los votos.
Estas elecciones, marcadas por la violencia política y el descontento, darán lugar a una legislatura breve; según la ley, los comicios adelantados solo compondrán una Asamblea Nacional y un Gobierno hasta el final de la legislatura vigente. En un año y medio, los ecuatorianos tendrán que volver a votar, con la esperanza de resolver problemas económicos y de seguridad que llevan décadas azotando al país.