La propuesta de aumentar el gasto en Defensa, que respaldaron los Veintisiete y con la que se ha comprometido Pedro Sánchez, se ha encontrado con el rechazo frontal de socios como IU, una llamada al "sentido común" por parte de Sumar y la exigencia del PP de conocer los detalles y que tenga el apoyo de todo el Ejecutivo.
De esta manera se han pronunciado las distintas fuerzas políticas a la apuesta que hicieron en Bruselas todos los líderes de la Unión por el incremento del gasto militar europeo, movilizando hasta 800.000 millones de euros, en un momento en el que Estados Unidos se distancia de la UE y cambia su estrategia en Ucrania.
Y en concreto, en España, lo que el presidente del Gobierno ha puesto sobre la mesa es el compromiso de hacer un esfuerzo para llegar al 2 % del PIB en gasto en Defensa antes de 2029, la fecha inicial establecida, aunque sin concretar nada más, y así se lo trasladará a todos los líderes políticos la semana que viene, excepto a Vox.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha recibido ya la llamada de Moncloa para citarle a la reunión del próximo jueves con el jefe del Gobierno para tratar de Ucrania y el gasto en Defensa, pero ha pedido al presidente que le detalle por escrito sobre qué quiere hablar. "Estamos solicitando un informe detallado, previo y por escrito, que aporte un mínimo de luz de qué quiere hablar", cuáles son los recursos que va a disponer y con qué apoyos cuenta para hacer la propuesta, ha explicado Feijóo.
De todos los socios del Gobierno que han hablado este viernes sobre el planteamiento de Sánchez quien se ha manifestado claramente en contra ha sido el portavoz de IU en el Congreso, Enrique Santiago, que ha considerado incluso "ridículo" que la UE quiera enriquecer a las multinacionales de armas de Estados Unidos, país que está amenazando a sus tradicionales socios, como Europa o Canadá, y ha urgido a acabar ya la guerra de Ucrania.
Según este portavoz, este es el sentir mayoritario dentro de Sumar, socio del Ejecutivo, aunque el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, no se ha expresado ni de lejos con esa rotundidad ya que ha insistido en que el rearme "no parece la mejor manera de avanzar en la coordinación de una defensa europea" y ha apostado por "el sentido común" para abordar el aumento del gasto militar. Por eso, ha dicho que es un error confundir este debate "con una cuestión meramente numérica que tenga que ver con el gasto militar y su aumento", puesto que lo primero es "saber de qué capacidades se dispone y cuáles se necesitan desarrollar en materia de defensa".
Además de Feijóo, por parte del Partido Popular ha hablado su portavoz en el Congreso, Miguel Tellado, que quiere que Sánchez acuda a estas reuniones con una propuesta "de todo el Gobierno" aventurando las fisuras que esta cuestión generará dentro del Ejecutivo de coalición, aunque, en todo caso, ha reconocido que el PP considera que España debe cumplir con sus compromisos internacionales.
Ha recordado así que se trata de un compromiso que se adquirió en 2014, en la cumbre de Gales, y que Pedro Sánchez ratificó en 2022 en la cumbre de la OTAN de Madrid, contra lo que protestó parte de su propio Gobierno. De hecho, hasta la propia vicepresidenta segunda y líder de Sumar dentro del Ejecutivo, Yolanda Díaz, mostró su preocupación en su día por ese compromiso de llegar al 2 % del PIB en el presupuesto militar y pidió la convocatoria urgente de la mesa de seguimiento del pacto de Gobierno.
Después de que ayer Sánchez comunicara su intención de acelerar los plazos, desde el Gobierno, el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, ha puntualizado que si la UE aprueba incrementar el gasto militar es para plantear "una respuesta disuasoria" a Rusia y no representa "una acción agresiva".
"Los países de Europa expresaron su compromiso con la unidad e independencia de Ucrania, con su defensa frente a una agresión que es injusta, injustificable y que nos amenaza a todos", ha añadido el ministro de Asuntos Exteriores.
Claves del acuerdo en Bruselas sobre el gasto militar
Inversiones multimillonarias
La idea de aumentar exponencialmente el gasto en defensa de la UE tenía desde hace tiempo grandes defensores en los países que comparten frontera con Rusia -los nórdicos y los socios del este-, y partidarios en varios casos, como Polonia, de elevar la inversión nacional en ese ámbito por encima del umbral del 2 % del PIB que exige la OTAN.
Ese debate se ha precipitado con el drástico cambio de postura de EE.UU. sobre Ucrania desde el regreso al poder de Donald Trump, que ha llevado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a redactar un plan para destinar hasta 800.000 millones de euros al rearme del continente, y a que los líderes superaran reticencias históricas para flexibilizar las reglas comunitarias referentes al déficit y la deuda.
Ese proyecto, desvelado el martes, incluye un nuevo instrumento de créditos de 150.000 millones, una herramienta que se financiaría con emisiones conjuntas de deuda y que la Comisión debe definir de forma más concreta en las próximas dos semanas, antes de una nueva cumbre prevista para el 20 y 21 de marzo.
El plan también plantea dejar que los Estados miembros reorienten fondos europeos regionales al gasto en seguridad y defensa, además de utilizar la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para este rubro.
Libro Blanco para la Defensa de la UE
El plan de rearme de la UE recibió una respuesta "muy positiva" por todos los líderes, si bien pidieron a Von der Leyen que recoja otras "opciones" en el Libro Blanco para la Defensa que desvelará también este mes y que las capitales discutirán sin "tabúes". Algunas de las áreas que los líderes consideran "prioritarias" son la de defensa aérea y balística, sistemas de artillería, misiles y munición, drones y sistemas contra drones.
También han puesto énfasis en la tecnología espacial y protección de infraestructuras críticas, movilidad militar, ciberseguridad, inteligencia artificial y guerra electrónica.
Líneas maestras sobre Ucrania... sin Hungría
Pese al acuerdo unánime sobre el gasto en defensa, la posición comunitaria sobre la situación en Ucrania y su futuro inmediato se vio truncada por el habitual desmarque de Hungría, afín a la postura de Trump. Sin poder contar con Budapest, los veintiséis países restantes firmaron una declaración que marca las líneas rojas para futuras conversaciones de paz, insiste en la inclusión de Kiev a la Unión y promete ayuda militar al ejército ucraniano para combatir la agresión rusa.
El texto respaldado recalca que cualquier tregua "solo puede tener lugar como parte del proceso que conduce a un acuerdo de paz integral", con garantías de seguridad robustas y creíbles que sean disuasorias de una nueva agresión rusa en el futuro.
Asimismo, la UE reafirma su compromiso político, financiero, económico, humanitario, militar y diplomático con Ucrania, y explicita su disposición de contribuir más a garantías de seguridad basándose en sus respectivas competencias y capacidades.
¿Una coalición más allá de la UE?
La oposición del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y las reticencias de su homólogo eslovaco, Robert Fico, dejaron claro que la respuesta al giro de Estados Unidos sobre Ucrania no necesariamente surgirá de la UE en un sentido estricto.
Líderes como el primer ministro checo, el conservador Petr Fiala, mencionaron en la cumbre la posibilidad de recurrir a "otros formatos (fuera de la UE) donde se dan cuenta del riesgo que supone la agresión rusa", para acelerar la entrega de ayuda militar a Ucrania.
El Reino Unido, cuyo primer ministro, Keir Starmer, organizó el pasado domingo una cumbre de emergencia tras el enfrentamiento entre Trump y Volodímir Zelenski, parece un aliado clave para esa coalición y en la que también podrían entrar Canadá y Noruega.