No sólo de pan vive el hombre

Una historia coral de reencuentros

Cristina Campos, vinculada desde hace diez años al cine y la televisión, ya traía oficio en la escritura de guiones. Y se nota. Narrada con estilo ágil y visual, 'Pan de limón con semillas de amapola' (Planeta) es una de las diez únicas novelas de todo el mundo seleccionada por el Festival de Cine de Berlín, dentro de una sección que pone en contacto a los autores con productores interesados en la adaptación cinematográfica.

Asun Salvador | @asalvadorglez

Madrid | 03.02.2016 18:35

Invierno de 2010, Mallorca. Dos hermanas. Anna, la mayor, está casada con un hombre al que ya no ama y tiene una hija adolescente con la que no se entiende. Marina, la pequeña, es cooperante de una ONG y a veces echa de menos el tener una casa a la que volver por Navidad. Ambas se reencontrarán cuando una anciana desconocida les deja en herencia una panadería y un molino en Valldemosa.

Lo que parecía un asunto de trámite resultará para ambas un punto de inflexión: mientras tratan de averiguar quién es la mujer que las ha convertido en herederas, intentarán recuperar los años perdidos, abordarán conflictos familiares y cada una de ellas se enfrentará también a sus propios fantasmas. Y, de paso, entablarán una sólida amistad con otras dos mujeres. Una es Catalina, ayudante de la panadera fallecida. La otra, Úrsula, una escritora argentina de ascendencia alemana.

El personaje de Úrsula es uno de los varios guiños a la cultura germana que pueden encontrarse en la novela. Campos explica el porqué: "Viví durante tres años en Heidelberg, me dieron una beca para estudiar y me acogieron muy bien. Tuve unos profesores que me ayudaron en todo, conseguí mi primer trabajo de verdad en un festival de cine allí, unos amigos fantásticos, el primer amor. Le debo mucho a Alemania".