Fueron captadas mediante anuncios insertados en páginas web y en redes sociales, en los que empresas alternativas alejadas de los habituales cauces de inversión, publicitan la posibilidad de invertir en criptomonedas u otros activos digitales si se dispone de una cantidad de dinero a partir de 250 euros bajo la promesa de una alta rentabilidad con nulo o escaso riesgo.
Estas empresas o falsos brokers ponen a disposición de sus víctimas los programas informáticos necesarios para que puedan seguir en tiempo real la revalorización de las inversiones realizadas, prestándoles ayuda y asesoramiento como si se tratara de empresas autorizadas para prestar este tipo de servicios.
De esta manera la víctima comienza a tener percepción de que está obteniendo una alta rentabilidad económica, el delincuente mediante actividades de ingeniería social, el envío de documentos gráficos u otros documentos logra consumar la estafa.
La pesadilla comienza cuando la víctima tiene intención de retirar los beneficios económicos obtenidos. Es entonces cuando los delincuentes comienzan a solicitar pagos bajo diversos pretextos, como el pago de comisiones o la legalización de las cuentas, etc. aumentando con ello las pérdidas económicas de la víctima.
Finalmente, cuando se insiste en la recuperación de estas cantidades se corta de raíz el canal de comunicación con el entramado delictivo siendo conscientes que han perdido todo el dinero, falsamente, invertido.
O no... Porque ha llegado a darse el caso de que, pasados unos meses los delincuentes han vuelto a contactar con las víctimas, en esta ocasión como (falsa) empresa de recuperación de activos ofreciéndose a realizar los trámites necesarios, previo pago de una cantidad económica, para lograr el rescate de la inversión....