En esta última campaña han encontrado bastante material, «sobre todo de fusilería», pero también latas y restos de ropa y calzado. Son «elementos que permiten hablar de los acontecimientos bélicos, y también de cómo se vivía arriba en las trincheras en esos momentos». Se ha podido ver una suela de zapato abandonada en el momento de la retirada y también un obús, que aunque salió entero, se destruyó en parte, ya que tuvo que ser desactivado por la Ertzaintza. Con los materiales obtenidos, los arqueólogos de Aranzadi se mostraron «muy a gusto con el trabajo realizado vista la situación. Con esto podemos entender mejor el Sistema de Defensa Saseta y que los trabajos de los próximos años sean más interesantes y provechosos»... De la misma opinión eran los alcaldes de Aduna, Asteasu, Larraul y Zizurkil, impulsores del proyecto. «Este año, aunque no se ha podido organizar el campo de trabajo, vimos la oportunidad de realizar la excavación arqueológica y decidimos impulsarlo por la importancia histórica y cultural que tiene para nosotros. Visto lo que tenemos no nos arrepentimos», comentó Iker Urruzola, alcalde de Zizurkil, en nombre de los cuatro ayuntamientos. «Esto nos ayuda a conocer mejor lo que tenemos cerca de casa» «hay que mostrar a las nuevas generaciones lo que ha sucedido en este pueblo para que no se vuelva a repetir en el futuro.