Agua

Informe FEDEA: "La cuenca del Segura es un ejemplo de expansión descontrolada del regadío"

Los investigadores advierten de que la expansión de la desalación en 100 hm3 no va a servir para reducir la sobreexplotación de acuíferos y señalan la interconexión de cuencas como ejemplo de cómo la sociedad española prioriza la expansión de la oferta de agua sobre la protección de los recursos hídricos.

Rosa Roda

Murcia | 05.10.2023 09:46

Un informe de Fedea concluye que "cuenca del Segura es un ejemplo de expansión descontrolada del regadío"
Un informe de Fedea concluye que "cuenca del Segura es un ejemplo de expansión descontrolada del regadío" | Fedea

El informe "Situación y Perspectivas de los Recursos Hídricos en España" elaborado por investigadores de las universidades de Zaragoza y Córdoba para la Fundación Fedea de Estudios de Economía Aplicada concluye que "la cuenca del Segura es otro ejemplo de expansión descontrolada del regadío". Puede consultar aquí el informe de Fedea.

José Albiac, Encarna Esteban (Universidad de Zaragoza) y Safa Baccour (Universidad de Córdoba) reflejan en su informe que la superficie de regadío alcanzaba las 100.000 ha en 1980 cuando se puso en marcha el trasvase Tajo-Segura, "y el regadío se expandió en los siguientes decenios hasta las 260.000 ha por las expectativas creadas por el trasvase, la rentabilidad del regadío, y la falta de control de las autoridades"

SOBREEXPLOTACIÓN DE ACUÍFEROS

La disponibilidad anual de recursos renovables en la cuenca es de 840 hm3, a los que se añaden 300 hm3 del trasvase Tajo-Segura y 230 hm3 de desalación de agua del mar. Frente a esta disponibilidad de 1.370 hm3, las extracciones alcanzan los 1.700 hm3 de las que 1.500 hm3 se destinan al regadío según datos de Confederación Hidrográfica del Segura.

Por tanto, "la desproporción sustancial de 330 hm3 entre demanda y oferta se cubre con la sobreexplotación de los acuíferos de la cuenca (Vegas media y baja del Segura, sinclinal de Calasparra, Alto y Bajo Guadalentín, y campo de Cartagena), con un vaciado acumulado que supera los 12.000 hm3 y caídas de la tabla de agua que superan los 300 metros en algunos acuíferos" subrayan.

La sobreexplotación de acuíferos está también causando problemas de subsidencia del terreno, con daños significativos en la ciudad de Murcia y en el Valle del Guadalentín.

La confederación del Segura no ha controlado la enorme expansión del regadío desde 1980, y la política del gobierno autónomo ha consistido en reclamar el aumento de la oferta de agua mediante trasvases desde otras cuencas. Las perspectivas del plan

de cuenca son la expansión de la desalación de agua de mar en 100 hm3/año con lo que se pretende reducir la sobreexplotación de acuíferos. Esta reducción es incierta porque la aportación del trasvase Tajo-Segura va a disminuir en los próximos años.

LA DESALACIÓN NO ES SOLUCIÓN

Las perspectivas del plan de cuenca son la expansión de la desalación de agua de mar en 100 hm3/año con lo que se pretende reducir la sobreexplotación de acuíferos. Esta reducción es incierta porque la aportación del trasvase Tajo-Segura va a disminuir en los próximos años.

La reciente aprobación del aumento del caudal medioambiental en el Tajo, supone una reducción de 300 a 200 hm3 en el volumen anual del trasvase Tajo-Segura. El gobierno central plantea sustituir la caída de 100 hm3 del agua del trasvase con las inversiones en plantas de desalación que señala el plan, y además subvencionar a los agricultores el agua desalada para que no supere los 0,34 €/m3, un precio superior al del agua del trasvase (0,20 €/m3). Por lo tanto, la expansión de la desalación en 100 hm3 que recoge el plan de cuenca no va a servir para reducir la sobreexplotación de acuíferos.

"Algunas medidas para hacer frente a la escasez de agua en el Segura han sido meramente cosméticas, como la construcción en 2012 de una tubería de 11 kilómetros en la ciudad de Murcia para recircular el agua en el tramo urbano de la ciudad" refleja el informe.

Además de los problemas de escasez de agua, también hay problemas serios de contaminación de nutrientes de la agricultura. Especialmente grave es el caso del campo de Cartagena, que ha degradado progresivamente los ecosistemas del Mar Menor.

Las perspectivas de los recursos hídricos en España

La degradación de la cantidad y calidad de los recursos hídricos es un problema global en las cuencas de los países, especialmente en las regiones áridas y semiáridas advierten los investigadores.

El crecimiento de la población y la riqueza en el mundo genera presiones adicionales sobre los ya tensionados recursos hídricos y sobre sus ecosistemas dependientes. Las proyecciones de los futuros impactos del cambio climático van a agudizar la escasez en las regiones áridas y semiáridas, dificultando aún más la gestión del agua.

En España, los impactos del cambio climático van a ser importantes. Las proyecciones indican reducciones en la disponibilidad de agua en las cuencas, junto a una mayor frecuencia e intensidad de las sequías.

Las estimaciones de Cammalleri et al. (2020) señalan que los daños de sequía en España son los mayores de la UE, con unos costes anuales medios de 1.500 millones de euros en los sectores agrario, energético y de suministro urbano. Los daños futuros dependerán del aumento de la temperatura por el calentamiento global, pero los daños podrían llegar a multiplicarse por cinco en un escenario de aumento de temperatura de 3°C.

En opinión de los investigadores, la sociedad española y los responsables políticos priorizan la expansión de la oferta de agua sobre la protección de los recursos hídricos y los ecosistemas dependientes. Un ejemplo reciente es la propuesta de la ley de regadíos en Doñana para legalizar pozos ilegales en el entorno del parque, que agravaría aún más la degradación de los ecosistemas de Doñana. Otro ejemplo es la propuesta de interconexión de todas las cuencas mediante trasvases que plantea algún partido político, recuperando el fallido plan hidrológico de 1993.

La situación de escasez es grave en las cuencas del Segura, Júcar y Guadalquivir que se han convertido en cuencas casi cerradas, con muy poco caudal en desembocadura. La creciente escasez es consecuencia de la enorme expansión del regadío y la falta de control de la sobreexplotación de acuíferos en las confederaciones de estas cuencas.