"El corresponsal" es una hermosa novela crepuscular, con algo de canto del cisne de una profesión formada por tipos algo anacrónicos, como los viejos pistoleros que se aferraban a los usos del far west cuando los coches y la civilización estaban irrumpiendo en sus territorios. El reverso complementario de Vinton es Miguel Bravo, el narrador de la historia, un novato de veintiséis años recién llegado a Bangkok y Rangún, «con las ambiciones que los reporteros jóvenes adornan de las más nobles intenciones» y con el «disfraz de periodista». «Un joven reportero con las ilusiones intactas, convencido de haber escogido un oficio con el que ayudaría a cambiar el mundo». Con prisa por triunfar y ver su nombre en la portada del periódico, y demostrar a los demás y a sí mismo que tiene madera de reportero; con miedo ante el peligro, la duda de si dará la talla cuando llegue el caso y el deseo de encontrar dentro de sí «la valentía del soldado que marcha miedoso al frente, pero regresa convertido en un héroe».