Era algo que ya sabíamos de antemano puesto que Susana, que está confiando mucho en nosotras, nos propuso que a partir del lunes 15, después de dos semanas de prácticas, fuésemos Paula y yo quienes hiciésemos el informativo local que se emite antes de las dos de la tarde. Tuvimos en fin de semana para “concienciarnos” pero, en mi caso, particularmente, no quise pensar mucho en ello, ya que sabía que si lo hacía mis miedos ocuparían mi cabeza sin dejarme desconectar.
El lunes comenzó como otro día más, teníamos muchas previsiones que cubrir, así que no teníamos tiempo para pensar demasiado en lo que se nos venía encima y mucho menos para ponernos nerviosas. La mañana fue avanzando y apenas sin darnos cuenta llegó la hora. El reloj marcaba las 13.30, en mas o menos 15 minutos entraríamos en directo, y todo el trabajo que habíamos echo durante la mañana tendríamos que defenderlo ante los micros, y solas.
Mentiría si dijese que no estaba nerviosa, porque me sudaban las manos como casi nunca lo habían hecho, pero intenté que no se notase y creo que al final lo conseguí, o mejor dicho, lo conseguimos. Tanto a Paula como a mi esos 8 minutos se nos pasaron volando. Muchos pensarán que eso no es nada, pero puedo asegurar que informar durante 8 minutos en la radio ¡es un mundo! o por lo menos a mi, como becaria, eso me parece.
A partir de entonces todos los días a medida que se acerca la hora nuestros corazones se aceleran un poco más y aunque siempre entramos al estudio echas un manojo de nervios, siempre están tanto Susana como Lorena para recordarnos que, pase lo que pase, todo va a salir bien.