El testigo de cargo no recuerda al acusado del fuego del Central Park

Los agentes que investigaron el caso dijeron que comenzaron siguiendo la pista de las garrafas. A través del fabricante supieron donde se distribuía y que en la gasolinera de Bentraces se habían vendido dos, días antes. Allí recogieron muestras que coincidían con las halladas en el incendio. El dueño de la estación de servicio reconoció, sin dudar, por foto y en rueda de reconocimiento al acusado como comprador.Sin embargo, en el acto del juicio, el propietario de la gasolinera ya no se mostró seguro al identificar al acusado. Dijo que no lo recordaba después de tanto tiempo.

ondacero.es

Ourense | 14.01.2014 09:39

La aparición de dos garrafas de las que se usan para el transporte de gasolina, intactas tras el incendio que devastó la céntrica cafetería ourensana Central Park el 2 de junio de 2008, fue la primera evidencia de que el fuego había sido provocado. En el local, los bomberos encontraron otra prueba, dos garrafas con metanol, un acelerante.

Por ser el presunto instigador de este incendio está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Ourense Carlos Martínez Gil, administrador y socio mayoritario del establecimiento, a quien la Fiscalía responsabiliza de un delito de incendio y otro de estafa en grado de tentativa. La tesis de la acusación pública es que ordenó provocar el incendio para cobrar una póliza del seguro de 600.000 euros ya que tenía deudas.

El acusado, que solo respondió a las preguntas del fiscal y de su abogado y no a las de las tres acusaciones particulares, reconoció que la situación de la sociedad de la que era partícipe mayoritario era «regular» en 2008, pero que «el negocio iba mejorando». Rechazó haber encargado a otra persona que ejecutase el incendio o haber estado el 29 de mayo en la gasolinera de Bentraces comprando gasolina que se llevó en dos garrafas de 20 litros. El día del incendio, aunque estaba cerrada por limpieza general, dijo que se acercó hasta la cafetería para comprobar que los limpiadores habían dejado todo apagado y que dejó la alarma puesta a las 20.00. A las 23.00 horas, declaró, un socio le llamó para avisar del fuego. Estaba cenando en un restaurante en Cudeiro, fue a su casa a coger las llaves del local y luego a la cafetería, donde ya estaban los bomberos.

Los agentes que investigaron el caso dijeron que comenzaron siguiendo la pista de las garrafas. A través del fabricante supieron donde se distribuía y que en la gasolinera de Bentraces se habían vendido dos, días antes. Allí recogieron muestras que coincidían con las halladas en el incendio. El dueño de la estación de servicio reconoció, sin dudar, por foto y en rueda de reconocimiento al acusado como comprador.

Sin embargo, en el acto del juicio, el propietario de la gasolinera ya no se mostró seguro al identificar al acusado. Dijo que no lo recordaba después de tanto tiempo. La presidenta de la Sala le advirtió de que podía incurrir en un delito de falso testimonio. Se ratificó en su declaración ante la policía en 2008. Las grabaciones de las cámaras de seguridad de la estación de servicio de ese día no se pudieron recuperar. Su empleado contó la llamada «sin sentido» que recibió de alguien preguntando si «o rapaz» comprara gasolina en garrafa y que «igual la policía pasaba por allí».