El Ourense ya tiene el destino escrito. Con la Copa Federación en el bolsillo, la fase de ascenso es prácticamente imposible y la clasificación para la Copa del Rey, improbable. Los rojillos salieron de cálculos con la derrota ante el Guijuelo, el equipo al que precisamente aspiraban a dar caza si los puntos de ayer se quedasen en O Couto. La decepción fue más hiriente si cabe por un penalti bandolero que quitó de sus casillas a Capi, el supuesto autor de un agarrón sobre Tejedor que solo vio el árbitro.
Las protestas siguieron hasta acabar el partido y más allá. A Moisés también le citan con detalle en el acta y, en función de los designios del Comité de Competición, la temporada podría haberse acabado para los dos centrales. Será la factura por la inmensa impotencia que sintió O Couto por una decisión caprichosa, aunque al Ourense volvió a faltarle calidad en ataque para no jugar con fuego. Los salmantinos se habían quedado 24 minutos antes del penalti con un jugador menos por expulsión de su defensa Ángel Martínez y apenas se notó en el área de Wilfred. Tampoco hubo ocasiones para la heroica y el Ourense vio pasar el tren de la promoción pese a jugar mejor que el rival.
La victoria fortalece. Nueve jugadores repitieron en el abordaje al Guijuelo del once que 72 horas antes había superado al Guadalajara en la final de la Copa Federación. Luisito solo le dio refresco a Óscar Martínez y tuvo que retocar la línea defensiva por la contractura muscular que sufrió Álex Fernández. Campillo se ocupó del lateral izquierdo y Borja Valle defendió el derecho. El resto fueron los mismos, con las mismas buenas sensaciones a pesar de los retoques.
Javi Hernández se ocupó de la posición más avanzada, Iker Alegre se trasladó a la izquierda y Rubén Arce volvió a la titularidad para atacar por la derecha. Era la última oportunidad para engancharse a los puestos de fase de ascenso y el Ourense corrió más que el Guijuelo para que no se le escapase. Tuvo más dominio y llegada, aunque un punto superior de intensidad no significó peligro manifiesto ante la portería defendida por Wilfred. Dos remates y dos córners en los primeros tres minutos, pero el guardameta solo se vio apurado para desviar un chut lejano de Yebra. El Ourense se desgastó en recuperar el balón en campo ajeno, para no dejar puertas de acceso a un Guijuelo que intentó alguna contra y que perdía todas las disputas.
De la Barrera pedía más revoluciones y en sus ajustes sobre la marcha cambió las bandas, pero su equipo no molestó a Pato hasta el minuto 34, en un disparo con intención de Chuchi. Los de casa habían avisado primero en un testarazo de Capi a falta lateral que se fue desviado. En el 25, Iker Alegre filtró un pase a Javi Hernández, pero un defensa se le anticipó cuando se perfilaba para el disparo. La conexión tampoco funcionó en el 43, cuando un pase defectuoso del extremo asturiano frustró una clara contra. Noguerol también participó en las asociaciones ofensivas que casi siempre incluían a Javi Hernández.
El salmantino no pudo conectar con dirección de red un remate con el interior tras un servicio desde la línea de fondo del área a cargo del verinense.
Adrián Cruz eligió el comienzo de la segunda parte para demarrar desde campo propio y abrir el balón a banda. En el centro de Arce se interpuso un defensa. El técnico del Guijuelo refrescó el ataque sobre Borja Valle con Néstor y de inmediato llegó la primera parada de Pato. Aparecían los síntomas de agotamiento. La revelación de la liga empezaba a tener más presencia en campo ourensano porque con el cansancio el repliegue ofrecía desajustes y pasillos.
Las fuerzas se igualaron con una expulsión, cuando Ángel Martínez zancadilleó a Javi Hernández en el 57, en una contra clara que concedieron generosamente los visitantes. Luisito ya tenía a Óscar Martínez preparado para saltar al campo y con un jugador prescindió de Campillo, que fue amonestado nada más empezar la segunda parte.
Borja Valle se trasladó al flanco defensivo izquierdo y Arce se retrasó al derecho. Iker Alegre también se mudó y Noguerol cayó a la izquierda. El Ourense tenía media hora para engancharse a la liga. Con el cansancio copero a cuestas, pero con superioridad numérica, ese factor que casi siempre se le atraganta a los rojillos. La de ayer no fue la excepción. No pasó casi nada hasta que en el minuto 81 el madrileño Ortiz Arias, que tome nota quien lo suelta en un campo de fútbol, se inventó con toda la sangre fría un agarrón de Capi a Tejedor en una disputa en el área en un balón colgado. Ahí se acabó la temporada del Ourense. La agonía seguirá.