Cayó la cuarta victoria del Ourense lejos de O Couto y, por segunda vez consecutiva, remontando el tanto inicial de los locales, un Compostela que terminó a merced de la ambición de su contrincante.
El esférico se lo guardó desde el inicio el plantel de Fredi, lo que significaba sufrimientos para los rojillos, que veían como Joselu sembraba el terror en la frontal de su área en un par de aproximaciones. Seis minutos tardaron en ensayar el disparo los de Luisito, pero el envío de Javi Hernández que detuvo sin sobresaltos Adrián Laureda fue su única propuesta ofensiva de envergadura.
Peláez hizo trabajar a Táboas poco después y el guardameta visitante comenzó a erigirse en el mejor bastión ourensanista. Y es que aunque Joselu desperdiciara un buen centro de Jordan con un remate demasiado alto, fue el portero el que evitó que el Compos celebrara un impecable testarazo picado de un impetuoso Yahvé o la delicatesen del mismo vigués, que le sacó el meta volando como respuesta a su intento de vaselina.
Parecía que los ourensanos se habían librado de los efectos de una primera mitad controlada por su enemigo, pero cuando ya se mascaba el descanso, Jimmy progresó por su carril zurdo, recibió un lujoso pase de tacón de Joselu y selló su carrera con un misil cruzado lejos del alcance del acertado Táboas.
Luisito no esperó más para mover ficha y dio entrada a Borja Valle. Los santiagueses replegaron su línea defensiva y en ese escenario, los de O Couto se sintieron mucho más cómodos, a la vez que cerraban mejor las intentonas de su oponente. Aunque Jordan intimidó a los forasteros con su primer chut, Javi Hernández lanzó el primer aviso rojillo y, en el minuto 68, Iker Alegre desbordó por fin a Jesús Varela, metió el cuero al área y aunque Borja Valle no la enganchó, Gustavo Souto sí materializó el empate.
La diana del ariete dio alas a un Ourense que por aquel entonces ya mandaba en la medular, donde Adrián Cruz crecía bien escoltado por Juan Martínez. El recambio de Fondevilla en los compostelanos le dio otro susto a la zaga, pero en la recta final del choque, los de Luisito mostraban esa potencia y esa ambición que los ha caracterizado en otras ocasiones.
Un libre directo de Adrián Cruz buscó portería, pero Joselu -esta vez en tareas defensiva- cubrió bien el primer palo. Faltaba todavía la guinda y llegó en forma de rápida contra de un equipo que deseaba más. El esférico llegó al veloz Borja Valle que pisó área y le regaló a Gustavo Souto una dejada que el bregado artillero no suele perdonar. El Ourense había renacido de las cenizas de un discreto primer tiempo, todo un tratado sobre la convicción.