El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, ha avanzado que la idea del ayuntamiento es "mantener" la celebración de San Miguel con un formato de feria "reducido" que pasaría por una Feria de Día en el centro de la ciudad, ya que la instalación de atracciones y puestos en el recinto ferial supone una inversión de unos 50.000 euros para las arcas municipales y "hay que hacer números".
"Nos gustaría mantener San Miguel y se mantendrá de alguna forma, y lo que queda por saber es si será en este formato o en otro", ha dicho el regidor, que ha apuntado que sí se baraja la Feria de Día como "un buen revulsivo" para el sector.
Respecto a instalar las atracciones en el ferial, el alcalde ha señalado que se tendrá que valorar porque "se están haciendo números de lo que cuesta", ya que, según ha apuntado, entre lo que el consistorio ingresa por las tasas que cobra a los feriantes y lo que se gasta en mantener servicios de horas extras de Policía Local, limpieza o autobuses, hay un déficit de unos 50.000 euros.
"Nos gustaría que fuera una feria más pequeña que la de San Fernando porque ha sido una muy buena experiencia y el otoño es una buena época para celebrarla, así que sí que nos gustaría mantener algo pero estamos en fase de hacer números porque todo cuesta mucho dinero", ha recalcado.
A preguntas de los medios sobre este asunto tras la petición de los feriantes de mantener las dos citas de ferias (mayo y septiembre) en el calendario de la ciudad, el alcalde ha incidido en que "todo tiene un precio" y hay que estudiar la viabilidad y el equilibrio financiero porque "organizar unas cosas supone, a veces, renunciar a otras", ha dicho.
No obstante, ha insistido en que, "en un formato o en otro", al ayuntamiento cacereño, sí le gustaría mantener las dos fechas de San Fernando y San Miguel, como se hizo hasta 1987, que fue la última vez que se celebraron las dos ferias.
En esta línea, Salaya ha realizado un balance de la feria celebrada desde el 23 de septiembre hasta ayer 4 de octubre, debido al traslado de la feria de mayo, y que ha supuesto un revulsivo para el sector de las atracciones y puestos de comida. "Ha habido un comportamiento ejemplar", ha dicho el regidor respecto al público que ha asistido al recinto ferial, donde no se habían instalado casetas de bares debido a la situación sanitaria derivada de la pandemia.
"Ha sido una muy buena experiencia y, al ritmo que la normativa va permitiendo una mayor flexibilidad en el ocio regulado, los botellones en zonas no autorizadas van reduciéndose", ha concluido.