Hoy con Leleman venía pensando en… el lío este del fútbol español a vueltas con la Nueva Ley del Deporte.
Ayer se aprobaron dos de los tres puntos que exigía La Liga: la seguridad jurídica en la explotación de sus bienes (es decir que no peligra el acuerdo con CVC) y evita que la Federación pudiera llevar a cabo modificaciones en estatutos y reglamentos sin un acuerdo previo con la patronal. ¿Lo de la evitar la creación de una Superliga? De eso nada.
Y creo que ese es uno de los puntos que más preocupan a los aficionados que no sean del Real Madrid o FC Barcelona. La creación de una liga de los clubes superpoderosos será casi como asestar una puñalada mortal a La Liga. Sorprende que la Federación esté a favor cuando va en contra de su propia competición. Pero claro, ya sabemos que si Tebas dice una cosa, Rubiales la contraria y viceversa.
Estar en contra de la Superliga, como lo están los clubes ingleses, es defender el fútbol español. Una liga privada en la que no existe la meritocracia y en la que solo juegas por el dinero o poder que tengas no puede ser más elitista, egoísta e injusta con el resto de clubes. Dijo recientemente Florentino, el líder de esa criatura, que “si la UEFA organizara el tenis Nadal y Federer solo habrían jugado dos o tres veces”. Se le olvidó recordar que para jugar entre ellos primero deben eliminar a muchos jugadores con peor ranking. Que Nadal o Federer, que yo sepa, nunca han entrado directos a la final o semifinales de los Grand Slams, se lo han ganado en la pista.
Sea como fuere ese enfrentamiento entre La Liga y la Federación no beneficia a nadie y mucho menos al fútbol español. Tampoco el reparto de los derechos audiovisuales porque cada año las diferencias son mayores y vamos camino de convertirnos, si no lo remedia nadie, en una Liga a la escocesa…