LA SIGNATURA

La verdadera Champions

La verdadera Champions se juega en los últimos partidos, donde compiten los grandes y donde buscan el título, los equipos con más aspiraciones de conseguir el título.

Alfredo Martínez

Catalunya |

Y donde las decisiones tienen mucho más calado y trascendencia. En partidos con finales igualados como el del Santiago Bernabéu silbar antes del gol de Joselu o hacerlo antes del de De Light. Significa que un gol sea válido en la revisión y que el otro no pueda concederse por más que sea legal.

Es compatible reconocer el gran partido del Real Madrid y los merecimientos que hizo para ganar el encuentro, Igual que los hizo el Bayern de Munich en el partido de ida, que terminó con empate a dos, con reconocer que el tanto del Bayern de Munich debió subir al marcador y que es absolutamente incomprensible la precipitación, primero de la asistente, levantando la banderola en una jugada tan dudosa y después del árbitro silbando precipitadamente sin ninguna obligación. Máxime existiendo el VAR

En este fútbol moderno, tan profesionalizado con tantos elementos a favor de que no se produzcan injusticias, es increíble que todo pueda decidirse por esos pequeños detalles. Imagínense por un momento que en la jugada del gol de Joselu, que se anula en primera instancia, hubiera pitado el colegiado antes de que entre la pelota. Ya no habría remedio. El gol no habría entrado y que en la del Bayern de Munich si hubiera dejado seguir y hubiera entrado el balón, estaríamos hablando de la eliminación del Real Madrid y de la clasificación del equipo alemán.

Porque en la élite donde hay tan poca diferencia, los pequeños detalles son absolutamente definitivos y convierten en el éxito o el fracaso. De ahí que el Paris Saint-Germain se fue a casa después de lanzar seis balones a los postes, algo realmente sorprendente y que le condenó ante el Borussia de Dortmund. Aquí ayudaron a la eliminación del Bayern las decisiones arbitrales, a pesar de que es cierto que el Real Madrid fue superior al equipo bávaro, de la misma forma que los germanos fueron muy superiores en el partido de ida. Sea como fuere, el Real Madrid vuelve a clasificarse para final de la liga de campeones, con todos los pronunciamientos hacia su favor por experiencia, oficio, competitividad y supervivencia. Otra temporada más los blancos han demostrado ese gen especial que les hace diferentes al resto de los equipos del mundo en esta competición y que les ha dicho contra adversidades importantes doblegar a todos y cada uno de los equipos con los que se ha enfrentado. Es inconcebible y difícil de describir como un equipo que está contra las cuerdas tras el gol del canadiense Davis para el Bayern de Munich, y con apenas una veintena de minutos por jugar, sustituyendo alguno de sus hombres importantes, consigue remontar con un héroe esperado en la figura de Joselu. El doblete del jugador cedido por el Espanyol acabó por sepultar la opciones de los alemanes tras un grave error de Neuer, que lo había hecho muy bien todo hasta entonces.

La capacidad de supervivencia del Real Madrid y su idilio con la Champions no tiene comparación con ningún equipo del mundo. Buscarán la decimoquinta corona y algunos pensarán que este Borussia de Dortmund en Wembley puede ser un equipo complicado para los blancos, pero al final da la sensación de que la historia caerá del mismo lado, uno y otra vez dan por muerto a los blancos y sobreviven, a veces por decisiones arbitrales incomprensibles.