DEPORTES / REAL OVIEDO

Hartazgo en aumento

La carretera de acceso a El Requexón amanece con pintadas pidiendo la dimisión del consejo

Chisco García

Oviedo | 03.09.2021 10:43

Pintadas contra el consejo de administración del Real Oviedo en El Requexón
Pintadas contra el consejo de administración del Real Oviedo en El Requexón | ÁLEX PIÑA / EL COMERCIO

Ya no hay duda de que la imagen del actual consejo de administración del Real Oviedo ha entrado en un proceso de deterioro complejo de frenar. Las pintadas con las que amaneció la carretera de acceso al Requexón así lo demuestran. “Consejo dimisión” y “Carso delega” (Foto: Álex Piña / El Comercio) se podía leer en dos inscripciones sin firma, pero que resumen el sentir de una buena parte del oviedismo.

Jorge Menéndez Vallina, Manuel Paredes y Fernando Corral se están quedando sin apoyos y sin argumentos para mantenerse en unos puestos que los hechos están demostrando que les vienen muy grandes.

Vivir la mejor etapa económica de la entidad en décadas no es un argumento que les defienda. La situación es la que es gracias al Grupo Carso y no a sus actuaciones. Ellos se han limitado a recibir las inyecciones económicas y a intentar ser la cara amable, pero no siempre lo han conseguido.

Su llegada al consejo ya estuvo envuelta en la polémica. El voto en contra de las cuentas presentadas por Sabino López, que había asumido la presidencia tras la dimisión de Toni Fidalgo, fue el detonante de un relevo en un consejo que había llegado a contar con un respaldo social desconocido en la historia de la SAD.

Vallina se erigió en presidente sin que nadie tuviese claras cuáles eran sus relaciones con Arturo Elías Ayub, al que en teoría desconocía antes de su entrada en el accionariado de la entidad. De hecho, antes de su llegada a la presidencia, hubo momentos en los que trató de mediar con la familia Azcárraga para que invirtiese en la entidad azul, algo que nunca se concretó.

Manuel Paredes formó parte de las reuniones mantenidas por un grupo de aficionados en busca de la creación de un ‘consejo de consenso’ cuando se intentaba desalojar del mando del club a Alberto González y sus compañeros de viaje. Sin embargo, apareció como vicepresidente de un consejo que llegó a ser abucheado en la junta general de accionistas en que fueron proclamados.

De Fernando Corral no constan vínculos estrechos con el Oviedo hasta su acceso al consejo de administración. Su proyección pública se limitaba a sus cargos en el sector de la hotelería y su pasado como árbitro en Segunda B.

Desde su llegada al consejo siempre han estado tutelados por México. Primero con Joaquín del Olmo y en la actualidad por Federico González. Su capacidad de decisión siempre ha estado reducida y son muchas las voces que no entienden el papel que juegan más allá de figurar como cargos de una de las instituciones más importantes de la ciudad.

El desapego creciente de la afición hacia sus figuras amenaza con dinamitar la paz social que ha presidido el Oviedo desde 2012 y pone en riesgo la fidelidad de muchos oviedistas que han dejado de sacar el abono.

Los resultados deportivos, al margen del ascenso conseguido en Cádiz en 2015, tampoco les ha ayudado y sus apariciones públicas tampoco han servido para calmar las aguas en momentos de zozobra de la entidad.

México tendría abierta la puerta a la reflexión y no es descartable un relevo en la cúpula directiva azul en busca de ese reencuentro con los aficionados que parece estar a punto de desbordar el vaso de la paciencia con unos dirigentes que no han sabido o no han podido convencer a la afición de su valía para los puestos que desempeñan.