Álvaro está estudiando y entrenando en Estados Unidos. Lleva dos años en la Universidad de Drury, en Springfield, ya ha cosechado éxitos y está entrenando fuertemente con sus compañeros. Cree que en Estados Unidos se da más valor a los resultados de los deportistas jóvenes y está contento de la experiencia. Le gusta y le motiva esforzarse y puede aguantar que allí se coma peor que en España. Se pasa muchas horas en la piscina, algo que compagina con sus estudios. Se forma en un grado de matemáticas con dos especialidades de informática y negocios. Le quedan dos años más. Una de las grandes característica de Álvaro es su versatilidad. No es de los nadadores que solo son buenos en un estilo, lo cual es una ventaja para su entrenador en la Universidad, que le tiene como un comodín. No tiene muchas manías.
Desde que empezó en la sección de natación del Grupo Covadonga ha ido ganando pruebas. Posteriormente fichó por el Club Natación Santa Olaya y ahora está en Estados Unidos. Una juventud ligada a la natación, algo que no le supone un problema. Tiene muchos sueños, aunque uno es competir en unos juegos olímpicos, algo que, aunque está a poco más de 2 segundos de conseguir la mínima, sabe que es muy complicado. Su reto ahora mismo es seguir mejorando sus marcas personales sin querer ponerse una fecha límite, que sabe que llegará. Cuando deje la élite seguirá nadando.
La competencia de este nadador gijonés también está en casa. Sus hermanas también nadan y duda a la hora de decidir quién es el mejor. Ayuda tener un entorno que conozca los sacrificios que hay que hacer para estar en un nivel alto. Hasta que no se vive no se llega a entender, y que en casa lo sepan es una ayuda. Y no se deja el esfuerzo, es continuo y lo sigue haciendo aunque sepa que es improbable que pueda vivir profesionalmente de la natación.