Al igual que todo el arco político municipal salvo el Psoe, los habitantes de la pequeña ínsula coinciden en que existen unos acuerdos firmados que deben respetarse. El cambio en la presidencia de la autoridad portuaria no puede ser argumento para pretender incumplirlos, dice, más aún cuando el partido que puso a la actual presidencia es el mismo que puso al anterior. En política, apuntan, pueden dejarse sin efecto ideas que tuviese un ejecutivo de diferente signo político, pero no puede paralizarse algo que ya esté en marcha a nivel administrativo o jurídico.
La única razón que deslumbran en la actitud del Psoe es la del "ataque de cuernos". La zona oeste es un caladero de votos socialista y no pueden permitir que sea otro el que ponga la primera piedra de un proyecto llamado a cambiar esa zona de la ciudad. Razones políticas o electorales, apuntan Álvaro y Aurelio. Este último advierte del coste electoral que puede tener para el Psoe si finalmente es la justicia quien determina y dice que el Ayuntamiento llevaba razón. Porque en política, explica, más peligrosa que la soledad política que rodea al Psoe es la soledad social. Y no parece que la sociedad esté apoyando lo que están haciendo, dice Aurelio. No somos bobos, añade Álvaro.
Aurelio y Álvaro recuerdan que el puerto tiene mucho más terreno o proyectos en los que centrar sus esfuerzos que pelearse por esa franja. Entienden que abrir la puerta a incorporarse al PERI es el inicio de una rectificación. Y sería importante, apuntan, porque Naval Azul es un proyecto que tardará más de una década en estar plenamente realizado y no se pueden perder los primeros años en hacer el tonto.