Zaragoza ha acogido el acto organizado por la Asociación de Víctimas del Terrorismo con motivo del aniversario del atentado a la Casa Cuartel de la Guardia Civil, perpetrado por la banda terrorista ETA hace 36 años, y en el que murieron 11 personas, seis de ellas menores de edad. Aquel 11 de diciembre de 1987 centenares de personas acudieron a la zona tras estallar un coche bomba cargado de amonal para ayudar a socorrer a las víctimas. Muchas de ellas como cada año se han dado cita en el acto celebrado en la capital.
Allí, antes de la ofrenda floral, la delegada de la AVT en Aragón, Lucía Ruiz, ha reivindicado memoria y apoyo a las víctimas frente a quienes quieren "borrar el pasado y el dolor causado" apoyando a los verdugos. Ruiz ha arremetido contra las concesiones penitenciarias que se han dado en los últimos años a los terroristas pese a no haber mostrado colaboración ni arrepentimiento, y contra las manifestaciones habituales de enaltecimiento del terrorismo en el País Vasco o Navarra.
Ruiz sostiene que es esencial que los jóvenes conozcan lo que realmente supuso ETA. “No vamos a permitir que se nos silencie mientras otros brillan en Netflix”, ha dicho en referencia al documental de Josu Ternera, “porque eso sería olvidar a quienes dieron la vida por este país. Por eso pedimos que España deje de tener ganas de olvidar y luche por recordar, para que las generaciones futuras creen una sociedad sana en la que los buenos sean los vencedores”.
En la misma idea ha incidido Jorge Azcón, que ha participado en el acto por primera vez como presidente del Gobierno aragonés. En su intervención se ha comprometido a hacer todo lo posible por combatir el falso relato de blanqueamiento de ETA y a mantener y difundir el legado y sacrificio de los héroes que murieron en los atentados.
Como anfitriona de ese acto, que ha tenido lugar en el Parque de la Esperanza de Avenida Cataluña con presencia de representantes del PP, PSOE o Vox, la alcaldesa Natalia Chueca ha compartido el “dolor insoportable” de las víctimas, que ven a Ternera contar su relato en los medios o a los herederos de ETA sentados en el Congreso de los Diputados. Por eso aboga también por “neutralizar la manipulación” para mantener vivo el legado de las víctimas.
