Mientras tanto el obispado de Huesca deberá buscar una sede alternativa mientras duren las reparaciones de parte de su cubierta que se derrumbó el pasado viernes a causa de la tormenta. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales pero el coste de la reparación será cuantioso. La zona continúa acordonada para prevenir la caída de cascotes y desde hoy empezarán los trabajos para retirar el escombro y reconstruir la cubierta.