Habrá pensado que lo primero era meterle veneno al equipo y ya habrá tiempo para el fútbol, pero la verdad es que en este partido, ante todo un Real Madrid, vimos las dos cosas. Fue un Sevilla valiente, como quería el técnico, aguerrido y que no rehuyó la pelea. Ni figurada ni literal. " El partido, es como en el barrio ¿Saben cuando en el barrio te pegan y hay sangre? Hay gente que ve sangre y sale corriendo. Y hay otra gente que ve sangre y va al frente. Eso es lo que tenemos que hacer ¿Nos pegan y hay sangre? Vamos y vamos ¿Nos vuelven a pegar? Vamos y vamos ¿Está claro?", dijo Alonso antes del encuentro a sus pupilos. Y así fue. El Sevilla no se achantó y además mostró, futbolisticamente muy buena imagen. Vimos un 4-2-3-1, que en ataque era un 4-3-3. Y una defensa adelantada, para hacer una interesante presión alta, incómoda para el rival. El equipo nervionense defendió bien y luego, en ataque, lució el juego combinativo que anunció el uruguayo.
Además del gran partido de Sergio Ramos, brilló en mediocampo el trabajo de Sow y Soumaré. Y con esa guardia pretoriana, Rakitic está más liberado para ser el gran futbolista que es. Los números siempre son significativos: la posesión rozó el 50%, el equipo blanco tuvo un 90% de éxito en sus pases, completando un total de 420 y ofensivamente logró realizar hasta 17 disparos, 7 de los cuales fueron entre los tres palos. Sin duda, una gran carta de presentación. Ahora toca corroborarlos, aunque no será fácil. Llega el Arsenal, que es segundo en la Premier League y aún no ha perdido. El rival es de enjundia, pero viene de empatar con el Chelsea y de perder, sorpresivamente, con el Lens en Champions. Segundo round. Que no haya sangre. Y si la hay, a seguir, como quiere el míster.