Ya ha pasado el tiempo de cortesía para el nuevo entrenador y ya hay que decirlo claro: el Sevilla no juega a nada, es un equipo sin alma. Un equipo que un día sí y otro también tira a la basura unas veces 45 minutos, otras 60 y esta vez, en Vigo, 80. Solo jugó a algo parecido al fútbol 10 minutos. No fue capaz de ganarle a un equipo con muchas carencias, como el Celta, que además jugó mas de media hora con uno menos. Este Sevilla es lento y previsible. Mucho. Y así no se suelen ganar partidos. Y el nuevo entrenador pone alineaciones que no se entienden: Mariano, Oliver, Acuña... Dejar a En-Nesyri en el banquillo en beneficio de Mariano (¡Mariano!) es de traca. El conjunto sevillista se salvó de la derrota gracias a que el Celta falló cuatro ocasiones clarísimas y gracias a que Tapia cometió la torpeza de recibir dos amarillas a falta de media hora. El Sevilla es un horror. Y lo es por dos razones: porque alguien trajo a estos jugadores que no dan el nivel mínimo exigible (Monchi a unos y Orta a otros), y porque este entrenador no es capaz de hacerles jugar a algo parecido al fútbol. Ya ha tenido tiempo, cinco partidos, y nada de nada. Y en el horizonte, nubes negras. No se atisba el sol por ninguna parte. Arsenal, Betis, Real sociedad, PSV y Villarreal. Un Sevilla que se ha gastado 32 millones de euros en fichajes para estar, ahora mismo, a 4 puntos del descenso. El objetivo a comienzos de temporada era la cuarta plaza. Y ahora mismo, esa cuarta plaza está a 14 puntos. Si el Sevilla pierde contra Arsenal y Real Betis, el sillón de Diego Alonso puede empezar a quemar.