El Granada CF hizo el ridículo anoche en Mancha Real, cuyo equipo, con todo mérito, eliminó a los rojiblancos para continuar con vida en la Copa del Rey. Robert Moreno dijo una vez finalizado el partido que los aficionados no podían estar avergonzados de sus jugadores, porque estos lo habían dado todo.
Y seguramente no le falte razón al entrenador catalán, que no debe olvidar que había caído ante un equipo de la antigua tercera división, con futbolistas completamente amateur, alguno de los cuales, llegaba a los cuarenta y tres años. Debe entender, digo, que eso duele y mucho a unos seguidores que habían pagado el viaje a la localidad jiennense y no les apetecía nada ver perder de la manera que lo hizo su equipo. Pero más allá de la pena existe también la esperanza.
La Copa no es el torneo del conjunto rojiblanco ni de muchos otros equipos de la primera división del fútbol español. El objetivo real del cuadro de Los Cármenes es permanecer en la máxima categoría y para ello hay que ganar este domingo al RCD Mallorca. En caso de que así no ocurriera habríamos pasado del ridículo al drama y esto último, por ser lo más importante, hay que evitarlo a toda costa.