El fútbol es caprichoso y siempre camina por caminos desconocidos. Camacho, señalado el pasado domingo por el balón que regaló a Leo Messi en Liga y que supuso el primer tanto del Barcelona en La Rosaleda, silenció el Camp Nou y aguó la fiesta del argentino. Un remate suyo tras una falta de Duda en el último minuto otorgó al equipo de Pellegrini un empate con sabor a victoria, todo lo que fuera salir con la eliminatoria en juego del feudo azulgrana lo era. No digamos un empate con goles.
El resultado castigo el fútbol del Barcelona, hasta anoche sin freno ni rival. Solo el Real Madrid había sido capaz de cortocircuitar el sistema de Tito, al margen de la derrota ante el Celtic. El resto de partidos se contaban por victorias, goleadas, festivales. Todo hacía indicar que de nuevo ese sería el destino una noche más. Los c[[LINK:INTERNO||||||uatro balones de oro presidiendo la salida de los jugadores]] solo refrendaban esa sensación.
Pero Iturra fue el primero en colarse en la fiesta. Aprovechó un error entre Thiago y Pinto para adelantar a su equipo. Lo más difícil ya estaba hecho y así debió pensarlo Welington, que se durmió en el siguiente minuto ante Messi. Mala cosa con el argentino de por medio. La 'pulga' persiguió con fe un balón y tras la concesión del central malacitano no perdonó ante Kameni.
En plena efervescencia Puyol madrugó en un córner y se sacó un remate imposible al segundo palo. Tocaba remar de nuevo para el Málaga, esta vez ante un Camp Nou encendido. Alexis ayudó al equipo andaluz. El chileno perdonó dos remates a metro y medio del arco de Kameni de forma inexplicable.
La grada no se inquietó, confiada en un equipo que parecía infalible. Pero Pellegrini acertó con los cambios en la segunda parte y poco a poco el Málaga fue creyendo en sus opciones. Mientras el Barcelona seguía buscando el gol, pero su dominio era mucho menos claro. Messi tuvo un par de ocasiones, poca cosa para un equipo que hasta anoche había arrollado a todo lo que se le había puesto por delante.
Saviola, que entró en la segunda parte, avisó en dos ocasiones de las intenciones del Málaga. Nadie pareció tenerlo en cuenta aunque Tito decidió meter a Pedro y Cesc en busca de un revulsivo. Pareció surtir efecto. El canario provocó la expulsión de Monreal en el primer desmarque que tiró. Todo parecía de cara y el gol una cuestión de tiempo. Pero los minutos fueron cayendo y el Barcelona enredándose en ataque.
En el último minuto Duda puso una falta medida a la frontal y la zaga del Barcelona dudó. Camacho se tomó la revancha y apagó las luces de la fiesta. Por primera vez en mucho tiempo la fiesta acabó antes de tiempo en el Camp Nou. Veremos si los de Tito Vilanova también saben remontar. En una semana saldremos de dudas en La Rosaleda.